La Feria de Jerez es, como ocurre con Jerez, el mejor lugar para reencontrarse con el flamenco de verdad. Cualquier caseta o cualquier rincón puede ser el lugar idóneo para disfrutar del arte con mayúsculas, a veces con artistas de primer nivel y otras tantas con personas de a pie pero que atesoran un talento y una gracia fuera de lo común.
No es difícil encontrar este tipo de momentos, pues sólo con asomarse a algunas de las casetas que las peñas flamencas de la ciudad tienen en el Real para disfrutar de instantes únicos e inolvidables.
Un ejemplo de todo esto lo hemos vivido estos días en dos de las entidades flamencas con más solera de la ciudad, la peña Tío José de Paula y la Peña Los Cernícalos. En esta última, David Lagos, Andrés Peña, Melchora Ortega, Juan Diego Mateos y Pilar Ogalla formaron el taco durante la tarde, con esos ratos de arte que no están pagados hoy día. No faltó la pataíta del gran Antonio Benítez Manosalbas, fundador de la entidad, derrochando gracia y paladar a los presentes.
Antonio Benítez, dándose una pataíta en Los Cernícalos
A unos pocos metros, en la Peña Tío José de Paula, La Yoya y La Currita pusieron la caseta a sus pies con dos pataítas de verdadero ángel. Con naturalidad y esa simpleza del baile de Jerez, ambas llevaron los olés de todos los asistentes, encantados y abrumados ante tanto arte.
Pero no sólo en estos dos enclaves desarrolla su aportación el tejido asociativo flamenco de la ciudad, ya que en la Peña La Bulería y la Peña Buena Gente hay también un programa variado y amplio diario de actuaciones.
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