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Las venas y arterias tienen un papel fundamental para que el sistema circulatorio funcione correctamente. De lo contrario, tendríamos lo que se llama insuficiencia venosa crónica.
Se trata de una enfermedad bastante común, sobre todo en mujeres a partir de los 35 y 40 años, en la que las venas de las piernas no pueden devolver de manera eficiente la sangre al corazón. Esto ocurre, más específicamente, cuando las válvulas que están dentro de las venas, no funcionan correctamente o las paredes venosas están debilitadas, provocando que el flujo sanguíneo sea inadecuado.
Estas válvulas funcionan a través de un sistema de cierre y apertura que evitan que la sangre fluya hacia atrás, gracias a dos mecanismos que hacen que la sangre venza la fuerza de la gravedad y retorne al corazón. Si este proceso se desarrolla con normalidad, podremos tener un mayor control de nuestra presión arterial, además de seguir unas pautas para controlar la hipertensión y, a su vez, poder asegurarnos de que nuestro sistema circulatorio está funcionando con normalidad.
Uno de los principales indicios que se manifiestan en el organismo y por el que debemos prestar atención es la aparición de las varices y las piernas cansadas. Es una patología que está muy relacionada con el estilo de vida que llevamos ya que este también va a determinar que la insuficiencia venosa crónica se manifieste a edades más tempranas.
Otros síntomas son la hinchazón en las piernas y tobillos, cambios en la piel en la cual se pueden apreciar manchas más oscuras o un tacto más seco y, en casos más graves, úlceras venosas o heridas que se quedan abiertas porque son más difíciles de sanar.
Según datos de la Asociación Cuida tus Venas (ACTV), los cuales se extrajeron del estudio Vein Consult Programme, más del 67% de los pacientes que acuden a atención primaria presentan síntomas de insuficiencia venosa crónica, por lo que resulta fundamental prevenirla y tratarla cuanto antes.
No quiere decir que sea un problema grave, pero sí conviene prestarle atención. ¿Qué podemos hacer desde nuestra postura? Evitar el sedentarismo y hacer más ejercicio debido a que si la bomba muscular no se activa, aumentan las probabilidades de sufrir esta patología.
En el caso de tenerla o de tener síntomas, se puede controlar mediante varios sistemas entre los que se encuentra la terapia compresiva que es la metodología que cuenta con mayor evidencia científica. Según publica la web Cinfasalud, "su función es ejercer presión sobre las piernas para facilitar el buen funcionamiento del sistema de retorno venoso y, por lo tanto, que la sangre ascienda correctamente".
En cualquier caso, hay que tener en cuenta las características de cada paciente y en base a ellas, el médico será quien determine cómo se irán desarrollando las distintas terapias.
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