el mayor dolor

Contrastes de dolor y belleza

  • La cofradía puso un cuarto de millar de nazarenos en las calles de la ciudad

Pilatos presenta al Ecce Homo al pueblo de Jerez en la plaza de la Asunción: Ecce Homo, he aquí el hombre.

Pilatos presenta al Ecce Homo al pueblo de Jerez en la plaza de la Asunción: Ecce Homo, he aquí el hombre. / VANESA LOBO

En San Dionisio se esperaban con ansia las andas de plata del Ecce-Homo en una tarde cargada de tradiciones. El Jueves Santo es día de luto, día de mantillas y chaquetas y ayer se dejaron ver tanto en los Santos Oficios como al comienzo de la jornada.

La plaza de la Asunción estaba repleta de cofrades cuando se abrieron las puertas de San Dionisio y la cofradía del Mayor Dolor iniciaba su estación de penitencia hacia la Santa Iglesia Catedral, sobre las ocho menos cuarto.

La salida desde San Dionisio es una de las más complejas de toda la Semana Santa

Acompañaban al Señor y a la Virgen más de 60 costaleros, que fueron sus pies a lo largo de todo el recorrido, y 250 nazarenos reconocibles por su túnica y capa blanca con antifaz y fajín morado en el misterio, y túnica y antifaz negro con cinturón de esparto en el palio, que portaban cirios de color blanco.

El Ecce-Homo procesionaba ayer bajo las directrices de Ildefonso Oñate, llevado por una cuadrilla de 30 hombres. Los titulares simulaban la presentación de Jesús al pueblo, mientras que un sayón lo empuja para ser contemplado, en un paso de contrastes entre el plateado del canasto de varios niveles y las rosas color sangre de toro que lo exornaban.

El acompañamiento estaba a cargo de la jerezana Agrupación Musical San Juan, una corporación que estamos ya acostumbrados a escuchar en nuestra Semana Grande y que siempre emociona con sus sublimes melodías. Sonaron las notas de marchas como 'De Sangre Costalera', 'Rex Regum', 'Corazón de San Juan' o 'Sobre tú altar de plata', ya en la recogida.

El silencio acentuaba el esfuerzo de los costaleros cuando el paso de palio se situaba bajo el dintel de la puerta lateral del templo. A la voz de "costeros a tierra", José María García Molina iniciaba una de las salidas más complejas de la Semana Santa de Jerez.

El palio del Mayor Dolor fluía por la carrera oficial con andares brillantes, engalanado por un manto de rosas blancas que hacía resplandecer a la Dolorosa. A ello se unían los sones de la Banda de Nuestra Señora de Palomares de Trebujena, interpretando 'Virgen de las Aguas' o 'Cristo de la Viga', entre otras.

El escudo de la hermandad estuvo presente en el faldón delantero del paso de palio y en los laterales se emplazaba el escudo de Jerez y un alegórico de San Dionisio. Este año, la cofradía estrenaba seis ánforas plateadas por Oñate, el capataz del misterio, y portaba un crespón negro en señal de luto por los hermanos difuntos. Ya en 2014 estrenaron la parihuela del paso de palio y en 2016 restauraron el manto de la Virgen.

El cante jerezano rompía el silencio en la calle Pozuelo donde, en el camino de vuelta a San Dionisio, el andar costalero se acompasaba al son de las saetas. Se lucían así unas imágenes de obra anónima que datan del siglo XVII, en unos pasos cuya autoría corresponde a Manuel Seco Imbert y a Juan Manuel Rodríguez Ojeda.

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