Dieciocho años ha estado Joaquín Perea Montilla como delegado de Hermandades y Cofradías. Casi dos décadas que dan para mucho. Para lo bueno y para lo malo, que de todo ha habido en este periodo de tiempo en el que ha estado al frente de esta complicada labor. No se puede cruzar un campo minado durante tanto tiempo sin que se detone una bomba ante una mala pisada. Joaquín Perea comenta a este medio que “se esperaba este relevo porque son muchos años. Hablé con el señor obispo y, dentro de la renovación que se está haciendo en la Diócesis, sabíamos que teníamos que acabar esta etapa”.

En una primera mirada hacia atrás, Joaquín Perea destaca de estos años que “había muchas cosas que hacer al principio. Teníamos que hacer una estructura que no existía en el Obispado en lo referente a las cofradías y había que llevar a cabo una normativa diocesana que tampoco teníamos”, señala. Por tanto, después de dieciocho años, el delegado se irá con “satisfacción del deber cumplido siempre al servicio de la Iglesia”.

El próximo día 18 y durante tres días, Joaquín Perea llevará a cabo su última misión. “Estaré representado a Asidonia-Jerez en una asamblea de delegados episcopales de religiosidad popular, santuarios y peregrinaciones que habrá en Valencia. Allí vamos a llevar un trabajo importante sobre el milagro de la Virgen de la Amargura en la calle Naranjas y en la que hemos estado trabajando”, afirma. El día 24 de septiembre, día de la Patrona, se hará oficialmente el relevo en la delegación.

En cuanto a la nueva delegada, Elena Gómez Mateos, Joaquín comenta que “ya he hablado con ella. Estoy a su disposición para el lógico traspaso y relevo de funciones”. Ahonda afirmando que a “Elena la conozco desde hace años. La tuve conmigo en la delegación en mis principios. Hizo una gran labor archivando muchos documentos. Está muy preparada y es persona de iglesia”.

Hay que destacar que Joaquín Perea fue el primer delegado de cofradías seglar en toda España y ahora, Elena, vuelve a hacer historia al ser la primera mujer que ocupará esta responsabilidad.  

A partir de ahora Joaquín Perea afirma que seguirá “trabajando para la Iglesia. Haré un poco de vida de jubilado y me meteré en el archivo de San Miguel que es mi parroquia. Además estaré allí en donde me soliciten las cofradías y especialmente en mis hermandades. Y también a viajar un poco con mi mujer que ya toca”.