Corpus Christi | Jerez 2021

Memoria de un Corpus en las calles

  • La solemnidad del Corpus Christi se remonta a la Edad Media

  • La actual custodia donde se muestra a Jesús Sacramentado es de 1951 y fue construida por el orfebre Gabella Baeza

El paso de la custodia del Corpus Christi saliendo de la Catedral jerezana.

El paso de la custodia del Corpus Christi saliendo de la Catedral jerezana. / Miguel Ángel González (Jerez)

Desde la Edad Media la Iglesia viene celebrando la festividad del Corpus Christi como una gran solemnidad que se sitúa a la semana siguiente de la octava de Pentecostés. El Señor asciende a los Cielos y deja al Paráclito para, una semana después, celebrar la festividad del misterio de la Trinidad.

El Espíritu Santo se queda para conducir los designios de la Iglesia Universal. Por otro lado, se entrega al Pueblo de Dios el gran alimento que nutre al cristiano: la eucaristía donde el Señor se hace presente por medio del pan y el vino convertidos en el Cuerpo y la Sangre del Cristo.

La ciudad de Jerez viene celebrando la festividad del Corpus Christi desde el siglo XV. Las hermandades sacramentales, por aquella época, tenían gran predicamento en las parroquias y entre las feligresías. La de San Salvador, mantenía una hermandad sacramental en la que en el siglo XVIII formaban parte el colegio de canónigos. Una institución que gozaba de una gran vitalidad.

Pero para procesionar con el Santísimo Sacramento del Altar había que construir el mejor de todos los pasos. El soporte perfecto para llevar al Amor de los Amores por las calles de la ciudad. En 1653 se estrenan unas andas de plata que vienen a sustituir a otras de menos valor que salian en siglos anteriores. Al parecer, estas costaron 29.844 reales según narran los investigadores jerezanos Ramírez López y Cirera González en su interesante libro ‘Curiosidades Xerezanas’. José Luis Repetto Betes, durante décadas deán de la Catedral, en una guía escrita sobre la Catedral de Jerez, afirma que “esta custodia fue labrada por los maestros orfebres Alonso Moreno de Goya y Gaspar Mateos”. Hicieron falta un total de 10.563 onzas de plata para la construcción de este templete donde se colocaba la custodia con el viril.

Las procesiones del Corpus en la época medieval poco tienen que ver con las que actualmente vemos. Eran otros tiempos y otras formas de ver la vida. Las procesiones de gloria no eran para los flagelantes. En sustitución del espectáculo del penitente, las gloriosas acostumbraban a llevar máscaras, tarascas, jinetes burlescos o serpientes monstruosas que se desplazaban por todo el cortejo. Como actividades paralelas, se aprovechaba el día del Corpus para llevar a cabo todo tipo de actos en soportales y rincones de las plazas. Desde comedias con cierto ‘picante’ hasta los tradicionales Autos Sacramentales.

Las representaciones que acompañaban a la procesión eran larguísimas y era costumbre ver las distintas asociaciones gremiales y de oficios así como las corporaciones cofradieras. Ramírez y Cirera citan la presencia de las hermandades como la de San Bartolomé, la Piedad, el Dulce Nombre de Jesús, la Santa Vera Cruz, la de San Andrés, la Soledad, las Cinco Llagas o la de San Antonio Abad. El clero secular y las órdenes religiosas con iglesias conventuales también acudían a esta procesión, circunstancia que aún es posible ver en la actualidad ya que tanto el clero diocesano como los religiosos siguen estando presentes en la procesión del Corpus.

Citanto de nuevo libro de las ‘Curiosidades Xerezanas’, se saca a relucir hasta un contencioso en 1610 entre los frailes mercedarios y los propios carmelitas por el lugar de privilegio que debían tomar en la procesión. Un debate que mantuvo el ‘enfrentamiento’ de las dos órdenes durante bastante tiempo.

Con la lógica evolución de los tiempos, la procesión del Corpus sigue siendo un día señalado en el calendario del cristiano y del cofrade. Los autos sacramentales se han cambiado por los creativos altares por el centro de la ciudad y la procesión ha ido ganando con el paso de los siglos el recogimiento necesario dejando a un lado caretas y pasacalles.

La custodia actual

Actualmente procesiona el día del Corpus Christi una custodia distinta a la antes citada. La actual carroza data de hace relativamente poco tiempo. Fue en el año 1951 cuando se decide cambiar la custodia por la actual que procesiona. Repetto Betes afirma en su guía sobre la Catedral que “se construye esta nueva obra gracias a la generosidad de Ignacio Soto Domecq”. Y añade que “aún siendo una obra reciente no le va a la zaga a otras grandes custodias hechas entre los siglos XIV al XVII”. Esta obra la diseñó el arquitecto Aurelio Gómez Millán. Fue labrada por el orfebre sevillano Manuel Gabella Baeza y se estrenó en el Corpus del año 1952. Gabella Baeza también hizo otras grandes obras en la ciudad como toda la orfebrería del paso de palio de Nuestra Señora del Desconsuelo o la carreta actual de la hermandad del Rocío de Jerez.

El maestro orfebre Ildefonso Oñate Benítez es actualmente el encargado del mantenimiento de todas las piezas de orfebrería de la Catedral de Jerez. Para el orfebre, “la custodia es una maravilla construida para hacer de ella la auténtica casa de Dios”. Oñate además valora especialmente de esta joya hecha íntegramente en plata de ley “sus capillas que se sitúan en las mismas columnas. Tienen una gran riqueza y hay que destacar el magnífico apostolado que está representado en la custodia”. El labrado es de una alta calidad según el orfebre jerezano. Una digna custodia para una ciudad como Jerez.

Hoy domingo, solemnidad del Corpus Christi, no habrá procesión con Cristo Sacramentado. La pandemia vuelve a impedir que la procesión se pueda llevar a cabo. Ni Jerez ni otros puntos de España como Granada, Toledo o Sevilla tendrán procesiones. Tan especiales en estos lugares donde se conserva la originaria fecha del jueves que formaba parte de la tripleta que brilla más que el sol.

Para poder disfrutar de la custodia en todo su esplendor habrá que esperar al próximo año. Será el momento ya no solo de procesionar con el Cuerpo de Cristo presente en la forma, sino también de dar gracias a Dios por el paso de esta pandemia que ha azotado con virulencia a prácticamente toda la humanidad.

Cuerpo de Acólitos en la Catedral precediendo a la custodia del Corpus Christi. Cuerpo de Acólitos en la Catedral precediendo a la custodia del Corpus Christi.

Cuerpo de Acólitos en la Catedral precediendo a la custodia del Corpus Christi. / Miguel Ángel González (Jerez)

Procesión litúrgica y procesión no litúrgica

No todas las procesiones tienen el rango de litúrgicas al no estar contempladas en los libros litúrgicos generales y particulares del Culto Divino y donde se debe observar en ellas con fidelidad las prescripciones que dichos libros hacen en lo tocante a ritos, oraciones y cánticos. En el Código de Derecho Canónico se encuentra la definición oficial de procesión en la que consta lo siguiente: “Bajo el nombre de sagradas procesiones se da a entender las solemnes rogativas que hace el pueblo fiel, conducido por el clero, yendo ordenadamente de un lugar sagrado a otro lugar sagrado, para promover la devoción de los fieles, para conmemorar los beneficios de Dios y darle gracias por ello, o para implorar el auxilio divino (can. 1290,1)”. Las procesiones litúrgicas son las siguientes: entre las ordinarias se encuentran la de palmas del Domingo de Ramos y la de la festividad de la Candelaria el 2 de febrero. Asimismo se cita la procesión del lucernario de la Pascua y se pueden incluir las llamadas procesiones funcionales, es decir, aquellas que solemnizan un movimiento necesario para realizar los ritos; tales son la del Viático o comunión de enfermos, la de los funerales, la del día de Jueves Santo para trasladar la Eucaristía al monumento y las procesiones ligadas a la realización de un acto litúrgico con la entrada de los concelebrantes en la misa solemne. En estas procesiones hay que incluir la del día del Corpus Christi. Finalmente, las que tienen por costumbre ciertas iglesias por ser titular de la iglesia. Son litúrgicas extraordinarias aquellas que por ciertas causas públicas están prescritas para otros días; entre ellas pueden enumerarse las de pedir la lluvia, el buen tiempo, contra las tempestades, en tiempo de hambre, mortandad, pandemias, en tiempo de guerra, para dar gracias o para trasladar reliquias. Curiosamente, las procesiones de Semana Santa no se recogen en los libros del Culto Divino y son procesiones no contempladas por la liturgia.

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