Soberano Poder

Pasión hecha kilómetro

  • La Hermandad de La Granja viste de barrio a todo Jerez con una estación de penitencia que se torna maratón de fe

CRÉAME. Desde que llegaron a La Granja, el barrio ya no es el mismo. Muchas, muchísimas promesas se hacen vida en una parroquia nacida hace casi 40 años en una zona de Jerez que no hace tanto tiempo que estaba casi en el “más allá”. Una Hermandad grande, poderosa, “cosa de Dios” que diría el viejo Gamaliel ante aquel Sanedrín repleto de escépticos frente a los discípulos del Resucitado, nacida del impulso de un grupo de muchachos de Montealegre y que, por circunstancias de la vida, acabaron en el más lejano extrarradio, se hacen hoy a la calle, con muchas, muchísimas horas de recorrido por delante, pero con una ilusión y unas ganas que no desmerecen a las de aquellos días en los que eran un “pasito” de Viernes de Dolores, un juego de niños que llenaba de incienso y sabor cofrade a unos barrios a los que la Semana Mayor no alcanzaba.

Dos y media de la tarde eran cuando se abrieron las puertas de la Parroquia de Madre de la Iglesia, en pleno corazón de la Granja, para que se echase a la calle un cortejo de más de doscientos nazarenos, con túnicas y capas de color crema y antifaces burdeos, dispuestos a demostrar a Jerez que los kilómetros y las horas se hacen cortas cuando es el corazón el que manda. Pese a un pequeño contratiempo al comienzo del recorrido por un problema en la zambrana del Paso, la Cofradía enfiló la Avenida de Europa a los sones siempre magistrales de la Agrupación La Sentencia, que vive un eterno noviazgo con esta corporación, compenetrados como los que más.

El Señor del Soberano Poder, que ha sido sometido durante el pasado año a una restauración de su estructura, se encaminó hacia Carrera Oficial, escoltado por agentes de la Benemérita, todos ellos hermanos de la Cofradía, con cuarenta y cinco hombres bajo las trabajaderas, a las órdenes de Raúl Rodríguez, que cada vez apunta más maneras de capataz grande. En el recuerdo de la buena gente de la Granja estaba Pepe Antonio González de la Peña, el primer fiscal de paso que tuvo la Cofradía y que seguro que hoy tiene que estar asomado a cualquier balcón del cielo vigilando los pasos de su Soberano.

Por lo demás, el resto del recorrido dio pie a seguir pensando que estamos ante una cofradía grande, cada vez más llena de ilusión, con unas ganas enormes de trabajar por su barrio y por todo Jerez. La entrada en carrera oficial a los sones de “Con tu andar Soberano” , el tránsito por Tornería, el saludo en San Juan de Letrán a la Hermandad del Nazareno y el paso por la Parroquia de Fátima, con la acogida de los hermanos de la Paz, daban paso a otro de los  momentos de la noche: el paso por Chapín y su presencia entre sus hermanos honorarios del Xerez C. D.

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