Cofradías

¿Volverán los profesionales?

  • Las cuadrillas de costaleros en el debate cofrade

Un costalero descansando bajo un paso.

Un costalero descansando bajo un paso. / Miguel Ángel González (Jerez de la Frontera)

Cada año siempre aparece alguna cofradía que acude al mercado de los martillos para montar su stand y vender su producto. Es así desde que esto funciona con gente que trabaja los pasos tras los faldones y capataces que mandan y aglutinan hombres del denominado ‘mundo de abajo’. Capataces los hay de todos los perfiles. Los que sólo trabajan las cofradías de su devoción o los que han ido evolucionando para conseguir auténticos ‘cuadrillones’ que ofrecen un importante servicio y una solvencia a las hermandades a la hora de pasear sus andas. Después también hay capataces que van buscando un llamador. Algunos para lucir palmito. El volumen de cofradías y cuadrillas es tan alto que siempre cabe la posibilidad de coger un mando y sacar un paso en Semana Santa vestido de negro.

En cuanto a las hermandades, ocurre más o menos igual. Hay distintas tipologías. Por un lado las no tienen problema de costaleros. Esto suele ocurrir por dos razones: Bien porque la corporación es alegre y llama la atención de los hombres que disfrutan sacando pasos o por tradición devocional a sus imágenes. De este último tipo podemos entresacar a la hermandad de las Angustias, un paso sin música y que anda largo pero que siempre lleva dos cuadrillas y no tiene necesidad de costaleros fuera de sus fronteras.

En ambos casos se intenta mantener vivas las cuadrillas. No son un estorbo sino un vehículo. Así se logra que el costalero tenga su sitio en la hermandad. Sin embargo, se trata de dar su sitio pero sin nada que ver con aquellas cuadrillas de hermanos que eran capaces de ‘reventar’ un cabildo o quitar o poner a un hermano mayor. En este asunto, las juntas de gobierno han hecho una buena labor eliminando esta peligrosa corriente que propiciaba, en algunos casos, sucesos insostenibles.

Por otro lado, hay que destacar que hay cofradías a las que les cuesta tener costaleros. Estas son las que no mantienen la motivación a una cuadrilla durante todo el año. Piensan que teniendo a un hombre de negro con gente incondicional que le siga, el paso sale y vuelve sin problemas. Y ahí radica el estado de la cuestión de la costalería en la actualidad. Del profesional se pasó al hermano costalero. Y del hermano a la semiprofesionalización con algunas cuadrillas de un alto nivel de trabajo. Cuadrillas que no cobran por sacar las cofradías y que en ocasiones no ven la respuesta que desearían desde el seno de la hermandad. Se presta el servicio y hasta el próximo año. Y que Dios guarde a usted muchos años.

Martín Gómez Moreno lleva más de treinta y cinco años sacando pasos. Es una institución. Tras muchos años de trabajo en las hermandades ha llegado a la conclusión de que “no sólo de afición se puede vivir. Todo tiene un límite. Es lo mismo que la afición a un equipo de fútbol. Crece cuando va bien y gana los partidos. Sin embargo, cuando pierde hay muchos que abandonan el carné de socio. Con las cofradías puede ocurrir igual. Con un paso que tenga complicaciones te puede venir un año la gente por hacerte un favor. Pero a ese costalero hay que motivarlo para que le crezca un poquito de devoción y asegurar la continuidad. Y esto, muchas veces, no ocurre. La afición hay que acompañarla de cariño”, sostiene.

Por otro lado, Ezequiel Simancas, ha ido sacando un buen número de cofradías en tan sólo diez años de trayectoria. “Efectivamente existe una especie de despreocupación por el costalero cuando llegamos a una determinada cofradía”, subraya Simancas. Un problema que el equipo de Simancas ha venido observando en distintas corporaciones.

Eudardo Biedma, Manuel Monje, Jaime Racero, Miguel Ángel Jaén Torres, Manuel Jesús Elena, Ildefonso Oñate, Jesús Lineros, Manolo Jaén Vargas o Tomás Sampalo también prestan este servicio a las cofradías sin apenas pedir nada a cambio. Un trabajo muy profesional y solvente que en determinadas ocasiones no se siente todo lo retribuido que debiera. Cada caso es un mundo y cada cofradía una historia. En definitiva se trata de sentirse retribuido no con dinero, sino con cariño.

Profesionalización

Las hermandades juegan en muchas ocasiones con una especie de ruleta rusa en ese devenir de quitar y poner capataces. Pero lo cierto es que para sacar un paso hacen falta conocimientos. Es el denominado oficio que permite al costalero andar cómodo, estar bien igualado y contar con garantías de no lastimarse bajo el palo. Y todo esto llevando a un amplio número de hombres que van con su capataz a sacar una determinada cofradía. Pero el camino siempre tiene un final. Y ya hay pasos y hermandades que están dando auténticos quebraderos de cabeza a sus juntas de gobierno. Cada vez hay menos capataces con la solvencia necesaria y gente que quieren vestirse de negro pero buscando costaleros hasta la tarde antes de la igualada. Y esto es un peligro. “La mata muchas veces no da más papas”, afirma Simancas. Por tanto, ante el panorama que se presenta, no sería una temeridad subrayar que la profesionalización podría estar a la vuelta de la esquina. Sacar un paso por una retribución monetaria lo mismo que viene una banda o se paga al encendedor del palio. De una rueda de opiniones entre los capataces de la ciudad la valoración es que podemos estar más cerca de un nuevo estadio en el que se volvería, en cierta forma, a los orígenes. Y si esta circunstancia no se ha dado a día de hoy es porque siempre podría venir alguien a tomar el reto del paso a pesar de no movilizar a muchos costaleros. “Pero esto son habas contadas”, comentaba Martín Gómez. La solvencia sólo la ofrece este ramillete de capataces citados. Sobre todo si se quiere un trabajo limpio, que no ofrezca problemas ni quebraderos de cabeza a la junta de gobierno. Y para esto, quizá se esté cada año más cerca de tener que pagar por sacar unas andas.

Esto, sencillamente, es lo que han venido haciendo los capataces solventes que hay en la ciudad y que han venido trabajando las cofradías en las últimas décadas. En el aire queda hasta dónde estirará el ‘chicle’ del gratis total. Se puede estar asistiendo al comienzo de un cambio que dará un giro a todo este mundo de las cofradías.

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