La esencia mercedaria que Jerez sólo disfrutó a medias
El Transporte
La Hermandad no volvió a La Merced después de que la lluvia le pillara al salir de la Catedral.
NO pintaba nada bien la mañana de este primer día de primavera; los partes meteorológicos, cada uno diciendo una cosa para la tarde del Domingo de Ramos, acrecentaban la incertidumbre de los cofrades. Pero, entre nubes, el sol quiso también hacerse presente en los alrededores de la Basílica de La Merced, auténtico hervidero de gente, para contemplar la salida de la Hermandad del Transporte.
Hay ganas, muchas ganas de Semana Santa, a pesar de lo impredecible del tiempo. La expectación se palpa en el ambiente cuando se abren las puertas de la Basílica y aparece, bajo el dintel de la recién restaurada puerta basilical, la Cruz de Guía. Murmullos de emoción se elevan a medida que el cortejo, con unos ciento ochenta nazarenos, todos de inmaculado blanco mercedario, con su característico escudo evocador de orígenes aragoneses, va abandonando lentamente el templo que es casa de la Virgen Morena que vela por este Jerez de nuestros amores camino de la calle Merced, buscando el templo de Santiago.
A los magistrales acordes de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Rosario de Cádiz, sonando como de ellos se espera a lo largo de todo el recorrido, poco a poco va viendo la luz del Domingo de Ramos el paso del Señor del Consuelo en el Desprecio de Herodes, vistiendo una túnica restaurada este año, con un soberbio exorno floral de rosas rojas. Cincuenta costaleros al mando de Manuel Monje mecen con mimo y suave amor a este soberbio y barroco paso de misterio, mientras el público premian su esfuerzo en el barrio, en Carrera Oficial y, sobre todo, en las angosturas de las calles del Centro histórico, donde se ofreció toda una lección de costalería, en el recorrido de vuelta por San Marcos o en la recogida, donde su barrio se vuelca con la Hermandad.
Tras la salida de Nuestro Padre Jesús del Consuelo, es Madre de Dios de la Misericordia, la imagen de singular belleza morena que tallara Sebastián Santos, quien despierta, en su originalísimo paso de palio, plegarias encerradas en piropos a su belleza, resaltada aún más sobre una exquisita ornamentación floral compuesta por rosas y frisias que muestra bien a las claras el gusto del equipo de mayordomía. Portada por treinta y cinco costaleros a la voz de Jaime Racero y, como novedad en el apartado musical, la vuelta tras este palio de la Banda de Nuestra Señora de Palomares de Trebujena, tras años de ausencia.
A medida que va avanzando la tarde, sin dejar de tener un ojo puesto en el cielo después de que empezara a chispear, la Hermandad cumplió con rigor su objetivo, que no es otro que su entrada en la Catedral de Jerez en estación de penitencia para acto seguido intentar dirigirse de vuelta al templo mercedario. Nada más salir del primer templo, en el entorno de las diez de la noche, regresó de nuevo al interior catedralicio ya que empezó a llover de nuevo. La corporación decidió a las diez y media de la noche quedarse en la Santa Iglesia Catedral para volver a su templo los próximos días.
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