La guerra fue contra el reloj...

Miércoles Santo

Jerez se conforma con la mitad de su 'día grande' al no salir Amargura, Consuelo ni Soberano Poder. Al final, hubo que correr

La junta de gobierno del Prendimiento reunida en el asilo San José tomando la decisión del día, salir o no salir.  Foto: Miguel Angel Gonzalez
La junta de gobierno del Prendimiento reunida en el asilo San José tomando la decisión del día, salir o no salir. Foto: Miguel Angel Gonzalez
Manuel Moure

Jerez, 28 de marzo 2013 - 15:30

HAY que ponerse en la piel de quien decide, de quien teme que mucho de lo que ama con todas sus fuerzas acabe arruinado bajo la lluvia. Corazón y cabeza pugnan, de forma fiera, en las horas previas a la salida procesional cuando en el cielo se pintan negros presagios.

El Miércoles Santo se quedó a medias. Tres de sus seis cofradías decidieron permanecer en sus templos al no tener garantizada una mínima estabilidad meteorológica. Los partes son los que son y además lo son cuando lo son, es decir, el pronóstico que tiene validez a las dos de la tarde no tiene nada que ver con el que se realiza apenas tres horas más tarde. Unas veces incitan a posturas conservadoras y otras ayudan a mantener cierta confianza

En su momento, en sus circunstancias, cada corporación optó por lo que creyó conveniente. No se trató de ningún tipo de patético ejercicio suicida al que muchas cofradías son tan aficionadas.

Buscar consuelo a estas altas horas de Miércoles Santo —que es cuando hago este balance— es realmente complicado. Alguien que como quien suscribe casi vive estos días en la calle Naranjas no puede menos que lamentar que el piano de Zarzana y la voz de su soprano no surcaran el aire entre las balconadas y que los pétalos no dieran color al cielo oscuro a la altura de la ‘Casa del Milagro’ al paso de la Amargura. Pero la Semana Santa es así. “Es como la vida”, me recordaba hace años un viejo cofrade. “Muchas veces las cosas no salen como confías”. Y tenía toda la razón.

El capítulo de renuncias lo abrió la Hermandad del Soberano Poder. Tal y como estaba el cielo a las dos de la tarde era una locura echarse a la calle. Los refugios —háganse a la idea— son prácticamente nulos hasta el centro de Jerez partiendo desde La Granja, salvada sea la excepción (poco estética pero útil a fin de cuentas) del puente del tren a la altura de Sementales. No sorprendió el anuncio. Tampoco lo fue el de la Hermandad del Consuelo que, con todo el dolor de su corazón, se quedó en su capilla. Muchos jóvenes cofrades se estrenaban este año en las filas de la Hermandad del Pelirón de la mano de buenos amigos. Hubo lágrimas que conseguirán que la satisfacción el año próximo sea indescriptible.

El negro panorama tampoco lo despejó La Amargura, que renunció a hacer estación de penitencia cuando todo Jerez se preguntaba, escrutaba en las redes sociales: “La Amargura... ¿Qué va a hacer La Amargura?”.

Los que sí consiguieron sorprender a propios y extraños fueron los anuncios de las hermandades de Santa Marta y de las Tres Caídas tras los obligados minutos de suspense. Las hermandades de negro del ‘Día grande’ daban un paso al frente que a muchos dejó patidifusos. No se entendió entonces, más aún cuando un chispeo sorprendía al cortejo de Santa Marta a la altura de la calle Justicia, un enclave complicado donde los haya para reaccionar en caso de complicaciones. Tocaba tranquilidad y los nazarenos del barrio de San Mateo supieron asumir el reto.

Avanzaba la tarde y las quinielas que todos los jerezanos hacen en sus cabezas conforme avanza la jornada y el cielo abre pequeños huecos se iban llenando de ‘unos’ cuando miraban a Santiago. Ahora sí, a los apostantes no les corría por las venas la misma sangre que a los cofrades rojiblancos y la decisión no iba a ser tan espontánea. Fue por ello que se meditó durante media hora antes de que se confirmara que Jerez no se quedaba sin ese Jesús ‘Prendío’ que tanto dice de la Semana Mayor jerezana.

A nivel general, destacar que para las características que tuvo la jornada bastante bien salieron las cosas. Los cortes, aunque existentes, no fueron excesivos y una vez más sorprendió la calidad de los cortejos ya sean largos o más cortos, como es el caso de Santa Marta.

Sorprendieron las manos unidas de la Virgen de los Dolores, así como el cuidado repertorio de marchas fúnebres que llevó por las calles de la ciudad. Igualmente sorprendió el acompañamiento del Señor Caído, menor que en otras ocasiones debido, sin duda, al mal tiempo reinante.

Para terminar, Jesús del Prendimiento fue llevado en las manos como un tesoro por su gente hasta la Carrera Oficial y allí fue regalado a todo Jerez. Anduvo a paso firme, mirando de soslayo a ese cielo que obligó a recogerse sin llegar a la Catedral.

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