Cofradías

El gusto cofrade tapó unas horas al espíritu de la Navidad

  • La hermandad de la Defensión trasladó a la Virgen de la O hasta Capuchinos en una procesión con gran sabor y cargada de detalles

Una procesión como la que organizaron los cofrades de la Defensión sienta bien hasta en Navidad. Como el bicarbonato que es remedio que nunca falla. Se conformó un marco cofradiero que llegó a retrotraer al público congregado a los momentos más esenciales de la Semana Santa. La Santísima Virgen de la O, Esperanza de expectación, salía desde el colegio de la Compañía de María para trasladarse al convento de Capuchinos tras celebrar el triduo dedicado a su advocación entre hermanos y escolares. Se podría haber organizado un traslado tomando la calle Paul y desembocando en Divina Pastora. Poco más de media hora y mañana será otro día. Pero los asistentes se hubieran quedado tullidos de momentos de gran sabor cofradiero. Fue como un buen pase de pecho: de pitón a rabo. Una delicia esmerada hasta el último detalle.

Hay que destacar de la procesión el conocido manto ‘de los Cisneros’ de la hermandad de la Macarena que se confeccionó utilizando los bordados del antiguo palio rojo de Juan Manuel Rodríguez Ojeda del año 1908. Una obra desmochada que, a cambio, brinda a todos esa pieza ‘juanmanuelina’ de verdadera calidad, donde se dejan ver ciertos elementos decorativos de las antiguas caídas que se extienden ordenadamente en la distribución compositiva del manto. En definitiva, una verdadera maravilla que a la Virgen de la O le quedaba que ni pintado. Esta obra valiosísima fue cedida gracias a la junta de gobierno de la hermandad de San Gil que aprobó dicho préstamo por unanimidad para esta procesión a la hermandad de la Defensión. Igualmente bellas eran la saya y la corona de la Virgen que provenían de la hermandad de la Carretería, puesta primera que tuvo la Santísima Virgen el día de su bendición hace ahora cincuenta años. Obra selecta del genio sevillano Luis Álvarez Duarte. Huella para siempre marcada en Jerez con esta bellísima Dolorosa.

Música y cuadrilla

El cortejo perfectamente posicionado, el ritmo de la procesión perfecto, la banda de la Soledad de Cantillana —sonaba afinadísima y con gran nivel interpretativo— acompañando con un selecto repertorio donde se pudo escuchar Virgen del Valle o Cristo de la Defensión. Toques y guiños como cuando la Virgen llegó a la Porvera y sonaba ‘La Soledad’ del genial Pedro Morales. No hace falta decir que la calle tiene una Reina que se pasea cada Viernes Santo. Esas cosas que no se escriben en los itinerarios pero que un buen cofrade sabe percatarse y degustar.

Abrochaba todo este conjunto de exquisitez la gran cuadrilla de Manuel Jesús Elena bajo las andas del Cristo de las Almas. Lástima que no disfrutáramos de esas ‘levantás’ al cielo que los hombres de Elena cuadran por igual a la perfección. Pero el trabajo costalero fue de nivel diez y la dedicatorias del capataz a los niños no nacidos cuando el paso llegó a la calle Compañía quedan para el recuerdo. Lo de Elena es muy habitual en esta ciudad de mitos con pies de barro. Basta que destaques para…

En definitiva un espectáculo digno de recordar. Todo enmarcado en otras fiestas como son las Navidades. Pero tan conjuntado todo y tan bien plantado que a los muchos cofrades que acudieron les hizo olvidar por unas horas el lugar donde se hicieron los caminos o si en Jerez hay una calle que se llama San Francisco o un marinerito ramiré.

Franciscana hermandad capuchina que puso guinda a este fin de semana cofrade donde los haya. Esperanza de La Plazuela el sábado con su tirón devocional y popular. Y este domingo la O que volvió a ser el remedio para todos los males. Como el bicarbonato cuando hay acidez por la ingesta de pestiños. Enhorabuena a los cofrades de Divina Pastora.

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