Tiempo de Cuaresma

Una oración a cambio de un beso

  • El segundo domingo de esta Cuaresma sirvió para que muchos cofrades llenaran los templos

  • Hasta dieciocho actos donde se acercaron las imágenes al pueblo fiel pero sin poder besarlas

Besapies y besamanos en La Merced del Señor del Consuelo y Madre de Dios de la Misericordia

Besapies y besamanos en La Merced del Señor del Consuelo y Madre de Dios de la Misericordia / Vanesa Lobo (jerez)

Jerez cambió en la jornada de hoy domingo el beso por la oración. Una reverencia donde se reconocía al Rey de Reyes como el Salvador del mundo y a su Santísima Madre como la Reina del Universo. Sin más. Atrás quedaron los besos a las imágenes con la mayor tranquilidad.

Y es que, el pueblo fiel, ha sabido adaptarse a las nuevas normas que este sábado emitía el Obispado de Asidonia-Jerez donde se llamaba a las corporaciones a evitar que las imágenes pudieran ser besadas como consecuencia del coronavirus y su incidencia en Andalucía.

Como medida preventiva, los titulares sacros a las que todos estamos acostumbrados a tocar y besar, quedaron como un referente y una delicia para la vista. Con exornos florales elegantísimos y con altares montados con alfombras y cera encendida. Una maravilla. Y sin embargo, nadie se quejó. Nadie sacó los pies del tiesto porque Jerez y sus cofradías saben cuándo hay que atender a las recomendaciones que emanan de la autoridad eclesiástica. Por tanto, una jornada normal y sin incidente alguno.

Y quién sabe si este acontecimiento será el primer paso para que estas funciones cambien radicalmente y se expongan las imágenes solo para ser reverenciadas. Porque el beso, para muchos, antes de que apareciera el dichoso COVID-19, era una costumbre ciertamente poco higiénica. Además, se dañan las policromías y se fuerzan las articulaciones de las sagradas imágenes. Nunca se sabe, pero ya lo decía el refrán castellano con aquel “no hay mal que por bien no venga”.

Enhorabuena por tanto a las hermandades por el primor mostrado un domingo más de Cuaresma con sus bellos montajes y, sobre todo, enhorabuena a los miles de devotos y cofrades que han sabido estar a la altura de las circunstancias del momento que se vive. En definitiva, dirigir una oración a cambio de un beso. Sin más porque con ello es suficiente.

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