Humildad y Paciencia

Un sueño de hace más de 30 años

  • La hermandad es la gran protagonista de la jornada del Martes Santo, elevando hasta cinco el número de cofradías de la jornada

EN el recuerdo de los cofrades 'mayores' quedan ya aquellos Martes Santos pequeños, con tan solo tres cofradías en la calle, hasta que en 2005 se uniera La Clemencia a la jornada cofradiera. Nueve años después, la hermandad de la Humildad y Paciencia eleva al día a la media de la Semana Santa, con cinco cofradías en la calle, poniendo lo mejor de ella misma en la calle: un carácter perfectamente definido .

Un camino que no ha sido nada fácil para la hermandad de la Santísima Trinidad desde que en 2008 la designaran como cofradía. El anhelo de hacer estación de penitencia desde el convento de la plaza de Las Angustias duró 30 años, en los que han salido desde Los Descalzos, la Catedral y San Dionisio. El Sábado de Pasión de 2012 se hacía realidad este primer sueño, poner la cruz de guía en el patio de la Santísima Trinidad; ayer, volvió a hacer historia al entrar en la Santa Iglesia Catedral.

Una imagen atípica para esta hermandad esa de abrir las puertas de la Santísima Trinidad a plena luz del sol. La arrolladora personalidad de esta sencilla cofradía casa con la noche, la oscuridad, la intimidad... Características que han parecido difícilmente asumibles por combinar la Semana Santa con los cultos de la orden religiosa que permanece en la iglesia de la Santísima Trinidad. Aún así, esta corporación, que ha tenido que comulgar durante su reorganización con verdaderas ruedas de molinos, ha sabido encontrar su sitio en la Semana Mayor aportando la más rigurosa penitencia y elegancia.

Así, poco antes de las cinco de la tarde, las puertas de la iglesia de la Santísima Trinidad se abrieron ante un sol deslumbrante que dibujaba el interior de este céntrico templo de la plaza de Las Angustias.

Basados en el hábito trinitario, los nazarenos de Humildad y Paciencia rellenaban de un blanco silencioso el patio de entrada al templo y ponían camino, poco a poco, a la calle de la Santísima Trinidad buscando la tan ansiada Carrera Oficial. Y a pleno sol, la sencilla canastilla del Santísimo Cristo de Humildad y Paciencia rachea su salida por la puerta de la que ha sido siempre su templo. Sin aplausos ni vítores, esta hermandad deja un pellizco cofrade allí por donde pasa sin necesidad de grandes artificios ni levantás al cielo. Rezo, música de capilla y sabor a solemnidad cofrade.

Esta cofradía vuelve completamente a su esencia cuando cae la noche y hacen comunión la iluminación de los cirios nazarenos con la oscuridad. Espeluznante su paso por San Miguel, iglesia a la que esta cofradía ha hecho estación de penitencia estos últimos años. Esta vez, un rezo sirve de eterno agradecimiento en una plaza completamente a oscuras. Curioso que la hora de recogida de este Martes Santo coincida prácticamente con el momento de salida estos años atrás el Sábado de Pasión, pero los ojos emocionados de los que han hecho posible esta entrada en Catedral todo lo merecen.

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