Sociedad

La juventud más pobre tiene interés en política, pero no tiempo ni energía para participar

Varias personas en la terraza de una bar.

Varias personas en la terraza de una bar. / Eduardo Parra (EP)

Los jóvenes de entornos más desfavorecidos tienen un interés profundo en la política del país, pero no tiempo ni energía para participar activamente en ella, debido precisamente a la "fatiga crónica" que sufren estas generaciones, precarizadas desde la crisis de 2008.

Además, existe entre estos jóvenes más vulnerables un "fuerte temor" a las consecuencias negativas que podrían sufrir si se asocian a un partido político, como la discriminación en el trabajo.

Así lo señala un estudio, presentado este lunes en Madrid y realizado a partir de cuatro grupos focales con jóvenes de hasta 29 años procedentes de zonas con importantes niveles de vulnerabilidad económica y una docena de entrevistas a expertos, para la Fundación Felipe González, la Friedrich-Ebert-Stiftung Madrid y la Fundación Europea de Estudios Progresistas.

Una de las observaciones del informe es que, en contra del mito existente, la generación educada y socializada en el entorno temporal de la gran crisis de 2008 -más o menos la generación millennial- está "profundamente interesada en política".

Sin embargo, se percibe en ellos "muy poca participación directa y sistemática" en actividades esenciales como la afiliación a partidos políticos o la participación en asociaciones de la sociedad civil.

Uno de los motivos alegados por estos jóvenes más pobres es que "no disponen de tiempo ni de energías" para implicarse puesto que están ocupados en "intentar sobrevivir económicamente".

Además, el informe detecta que "parece estar aumentando el estigma social asociado con la identificación con un partido político determinado" y que la tolerancia hacia la discrepancia política "se ha erosionado en los últimos años".

Entre los participantes, se percibió como "un fenómeno frecuente" que, en España, las personas que expresan abiertamente su posición política se enfrenten a consecuencias negativas en su entorno laboral.

Otra de las explicaciones analizadas es que los partidos han dejado de verse como espacios para entablar relaciones sociales con personas de ideas afines -como era habitual antes- en favor de otros entornos nuevos como las redes sociales.

Críticos

La investigación, que forma parte de un proyecto europeo que analiza el caso de España y otros cuatro países, revela que estos jóvenes mantienen una "fuerte preferencia" por el sistema democrático, pero son "muy críticos" con el funcionamiento de sus instituciones, a las que consideran "incapaces de tener una función activa" para resolver sus problemas.

Entre las críticas más recurrentes, señalan las barreras lingüísticas y la falta de un lenguaje cercano en las instituciones públicas, en los textos legales y en la comunicación política.

Para ellos, el sistema democrático en España "funciona muy mal" a la hora de escuchar las voces de los jóvenes y hay "una actitud generalizada" en los más mayores de no dejarles tomar el relevo en los puestos de responsabilidad pública.

Una de las mayores fuentes de preocupación es la pérdida de confianza en los medios de comunicación, en los que ven "claras tendencias políticas".

Perspectiva de juventud

El estudio apuesta por una "auténtica perspectiva de juventud" en todas las políticas públicas.

Insta a aprobar una ley de juventud en España que incluya, como mínimo, una evaluación del impacto sobre los jóvenes de los Presupuestos Generales del Estado, como la que ya existe con el enfoque de género.

También llaman a aumentar el apoyo a las organizaciones juveniles en España, tanto financieramente como a nivel administrativo, ya que en la última década muchas han visto recortados sus presupuestos en más de dos tercios.

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