El cambio de hora y la salud

El próximo fin de semana tendrá lugar el cambio horario. El reloj se retrasará una hora la madrugada del sábado al domingo a las 3 de la mañana. El cambio de hora ha vuelto al foco de la actualidad política y social en España en 2025, después de que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, anunciara el pasado lunes la intención de presentar ante el Consejo Europeo una propuesta para eliminar de manera permanente el ajuste horario estacional en el país. La medida responde tanto al reciente debate científico respecto a sus repercusiones sobre la salud como a estudios energéticos que cuestionan su efectividad, situando de nuevo en primer plano cuestiones como el rendimiento, el metabolismo y la calidad del sueño de la población.

Este proceso de adelantar o retrasar una hora los relojes cada marzo y octubre se instauró en España en 1974 como respuesta a la crisis energética mundial, con el objetivo declarado de optimizar el aprovechamiento de la luz solar y reducir el consumo eléctrico. Expertos en cronobiología subrayan que el ser humano sigue un ciclo circadiano natural de unas veinticuatro horas que determina la sincronización entre el reloj biológico y el entorno social. Cuando este ritmo se ve alterado por una modificación artificial de la hora oficial, surge un periodo de ajuste que puede prolongarse varios días e influir en el rendimiento cognitivo y en la vivencia emocional diaria.

Investigaciones recientes publicadas en Sleep Medicine Reviews, han asociado el cambio al horario de verano con un incremento del cinco por ciento en el riesgo de infarto en la semana posterior. El motivo principal parece estar relacionado con un sueño insuficiente sumado a un mayor estrés fisiológico. Por otro lado, el ajuste al horario de invierno, aunque menos abrupto, incide en el estado anímico por la disminución de horas de luz, elemento que la psiquiatría vincula directamente a los trastornos afectivos estacionales.

Pero, entonces, ¿cuál es el horario más adecuado para España? Los expertos no se ponen de acuerdo: mientras unos recomiendan mantener el horario de invierno por su alineación con la luz solar, otros proponen el horario de verano por las ventajas sociales y de ocio.

En cuanto a nuestro entorno, aunque la mayoría de países mantienen el cambio de hora, desde hace varios años Islandia y Rusia lo eliminaron completamente. Fuera de Europa, China y la mayor parte de África y Asia mantienen un horario fijo durante todo el año.

¿Hay pruebas de ahorro energético significativo? Los análisis más recientes coinciden en que el ahorro no supera el 0,5% en consumo eléctrico y apenas se nota en la factura doméstica, sobre todo con las actuales tecnologías de eficiencia energética.

El debate, por tanto, sigue abierto y a la espera de una decisión definitiva del Consejo Europeo, que podría modificar la vida cotidiana de millones de ciudadanos a partir del próximo año.