Está claro que Juan Merino no quiere relajaciones en su plantilla. El linense se pasó todo el entrenamiento de ayer encima de sus hombres, a los que había preparado dos exigentes entrenamientos, uno matinal y otro vespertino. 

Como en el primer día de trabajo, el balón fue complemento ideal para el trabajo físico ya que durante la primera hora de sesión, el cuerpo técnico alternó los circuitos físicos con ejercicios con el cuero, haciendo así mucho más ameno el día. 

Los porteros también tuvieron su trabajo específico a las órdenes de Manuel Oliva.

La sesión matinal acabó nuevamente con media hora de carrera contínua en la pradera. 

Ya por la tarde, el equipo se ejercitó en el anexo en otra sesión un poco más liviana, que el técnico aprovechó para insistir en el posicionamiento defensivo y ofensivo del equipo.