El punto, lo mejor de la tarde

xerez cd | gimnástic · la crónica

Sin tino El Xerez, en otro partido tedioso, no pasa del empate ante un ordenado Nástic Ocasiones Los azulinos no tiraron con peligro entre los tres palos durante los noventa minutos

José Mari se lamenta después de recibir una dura entrada de un contrario.
José Mari se lamenta después de recibir una dura entrada de un contrario.
Fran Pereira / Jerez

18 de septiembre 2011 - 05:02

Si como ha reiterado durante toda la pretemporada Juan Merino, el equipo tiene que transmitir para contentar a la afición, mucho van a tener que cambiar las cosas. Porque después de dos partidos en Chapín, el Xerez aún no ha podido ganar, y lo que es peor, ha ofrecido una imagen paupérrima aburiendo soberanamente a todo el estadio. Da la sensación de que la temporada anterior aún no ha terminado, sobre todo porque el Deportivo sigue evidenciando las mismas carencias que hace unos meses.

Ya no es cuestión de entrenador, de método o de personalidad de éste, hablamos simplemente de que este Xerez continúa sin tener un jugador en mediocampo que maneje el balón, que mande, que oxigene y que tome las riendas del encuentro cuando la situación se complica. Capi ya sabemos cómo tiene la rodilla, quizás sería el futbolista idóneo pero el tiempo no pasa en balde. Aún así, su aparición coincidió con los mejores momentos en la dirección del juego. Cordero no termina de ubicarse, perdiendo infinidad de balones, y a Barber no se le puede pedir más de lo que hace, defender, robar y dar equilibrio.

Pero además, este Xerez sigue dependiendo en exceso de los goles y el estado de forma de un tal José Mari, que cuando no tiene el día (algo normal para cualquier persona) acaba naufragando una y otra vez en campo rival. Da igual que enfrente esté el Nástic, el Guadalajara o el Manchester United, al rival sólo le basta con disponer una línea ordenada para contener a un equipo previsible, lento en la transición de balón y que no termina de aprovechar ni el juego interior ni las bandas.

Ayer, con los cambios realizados de inicio por el entrenador, con José Vega y Mendoza en banda izquierda para suplir a Raúl Llorente y Capi, los azulinos tuvieron algo más de verticalidad por el carril izquierdo (al menos hasta que a los jerezanos les duró la gasolina) pero se permiten la osadía de prescidir del carril diestro, donde Campano, falto de forma, enfiló la cuesta arriba en ocasiones contadas. Demasiada cancha para el sevillano (que pese a todo aportó), y excesiva libertad para Israel, quien aprovechando el beneplácito de Merino campea a sus anchas por el centro y por la izquierda (a veces creando un colapso en ese lugar con Vega, Mendoza y él) olvidándose de su sitio natural y por donde debería desbordar con más asiduidad.

Lo cierto es que después de dos encuentros en Chapín la afición ha despedido con pitos al equipo, que no termina de convencer, al menos cuando actúa como local.

El partido fue igual de malo que el del Guadalajara. El Nástic, bien situado atrás y ordenado, esperaba atrás que pasaran los minutos para ir cogiendo confianza. El Xerez, en cambio, trataba de llevar la iniciativa tocando el balón y asumiendo el peso del partido, aunque con escasa profundidad y lo peor, con un ritmo lento y previsible.

Sólo Israel, José Mari y José Vega intentaban acelerar una dinámica que sólo beneficiaba al Nástic, cuyo juego comenzó a ser más fluido pasada la media hora con la entrada de Longás.

Lo único reseñable de este primer periodo fue una combinación, pasada la media hora, entre Mendoza y José Mari, que el sevillano centró y que Tato, tras rematar con la puntera, no pudo precisar. El balón se fue rozando el palo.

Sinceramente, junto con un centro de Íñigo que se paseó por la línea de gol en el tiempo de prolongación, fue lo más peligroso que ofreció el Xerez a lo largo de los noventa minutos. Lo demás, cabalgadas en solitario de Israel (que pone ganas pero abusa del individualismo) y las llegadas de José Mari, se quedó en eso, en intentos que apenas inquietaban al marco de Rubén.

En la segunda mitad, la dinámica se mantuvo, con un Deportivo plano en ataque y un Nástic esperando agazapado atrás por si se producía, como ocurrió en el monuto 72, un error local. Esta vez fue Lombán quien no acertó a despejar dentro del área, Powel remató con la diestra pero Doblas tocó lo suficiente como para darle lentitud al esférico, que el propio Lombán sacó bajo palos.

Merino refrescó el ataque con Íñigo, Óscar Díaz y Capi y los azulinos mejoraron, aunque no lo suficiente como para derribar la muralla tarraconense.

Ni siquiera la expulsión del visitante Rodri por una dura entrada por detrás a José Vega permitió a los locales jugar con mayor sosiego. El Xerez no aprovechaba la amplitud del campo y se perdía en el juego directo, pases al centro de fácil intercepción y centros planos.

Es más, la mejor ocasión en el último tramo de Liga la tuvo el Nástic. De nuevo el holandés Powel agarró un balón dentro del área soltando un latigazo que Doblas sacó con la mano.

Ya en el descuento, Íñigo Vélez se revolvió bien dentro del área, ganó la posición a su defensor y su centro con el exterior del pie no lo pudo rematar Óscar Díaz, que demostró en esta acción que no posee el instinto matador de un delantero pese a que desde el club lo quieran vender. La pelota se paseó por delante de la línea de cal ante la desesperación de la afición azulina.

stats