VA a misa. El título Mundial que conquistó ayer Jorge Lorenzo en Valencia es indiscutible. De nada valen las pataletas que, tras bajarse exhausto de la moto, siguió dando Valentino Rossi al verse derrotado por el piloto español: "Márquez ha sido guardaespaldas de Jorge. No entiendo cómo un piloto de Honda deja ganar a uno de Yamaha", espetó el italiano con otra 'coz verbal', que suma a su famosa lista y que en nada le beneficia. Al contrario, son un mal síntoma, algo impropio de un campeón y que deja su condición de mito bajo mínimos.

Plantear que Marc o Dani no quisieron vencer a Jorge, para que Valentino no lograse matemáticamente el título, es como afirmar que Alemania amañó el Mundial de fútbol. Es evidente que el de Urbino no digirió bien el triunfo impecable de Lorenzo. Al igual que tampoco aceptaron ese mazazo los miles de 'tifossi' que inundaron el circuito de Cheste, profiriendo pitidos en el podio hacia Márquez. Una lamentable escena, más propia del fanatismo futbolístico. Sin duda, algo muy negativo está ocurriendo en las dos ruedas aceleradas, que ojalá encuentre el freno.

Con estos antecedentes, está claro que Valentino tuvo ayer el peor día de su vida. Acostumbrado a ser el centro del universo, vio como la carrera del Siglo y un histórico título se quedaban en España. De nada le sirvió remontar desde la última plaza de parrilla, hasta el cuarto puesto final. Todo fue en vano, un auténtico fracaso que difícilmente podrá superar.

Lo peor de todo, es que el de Urbino olvidaba que sus males se los inoculó él mismo desde el Gran Premio de Malasia. Antes de iniciar esa prueba asiática, en una rueda de prensa previa, Rossi culpó a Márquez de estar ayudando a Lorenzo a ganar el título y, lejos de intimidarlo, tuvo como respuesta un diabólico duelo en pista con el de Honda, que le hizo perder los nervios y, fuera de sí, acabó echando a Marc fuera de la pista con una discutida patada.

Después vino la polémica sanción de salir último en esta carrera final de Valencia, que el rebelde Valentino intentó evitar en los tribunales. Continuaron las descalificaciones, los insultos, el acoso a Márquez y su entorno, amenazas en las redes sociales desde patrias mal entendidas. Hasta que al final, el deporte, limpio y puro, ha puesto a cada uno en su sitio. Lorenzo campeón y Rossi, con 36 años, despotricando.

Tanto Lorenzo, como Márquez y el propio Pedrosa, que peleó por lograr la victoria con sus dos compatriotas, no entraron de lleno en una nueva polémica. Incluso coincidieron al decir que "Valentino hubiera sido un justo campeón si lo hubiera conseguido. Ha tenido una temporada muy regular, llegando líder hasta la última carrera". Lo malo del asunto, es que estas educadas palabras no apagarán el fuego que seguirá ardiendo cuando se inicie el Mundial 2016. Ya no hay quien lo apague.

Hace unos meses, escribí en este mismo periódico que Lorenzo optaba a un título antipático. Lo argumenté en base a que, si lo conseguía, estaría decepcionando a los millones de seguidores planetarios que tiene el mito Valentino Rossi. A nadie se le escapa que Jorge no cuenta con tantos fans a nivel mundial, y ése fue mi razonamiento, pues la frustración por no conquistar el italiano ese título, aumentaría la impopularidad del español. Pues bien, a la vista del comportamiento demostrado en las últimas semanas por el nueve veces campeón, creo que la antipatía va a girar y crecer en sentido contrario. Al César, lo que es del César. Por ello, enhorabuena Jorge, ya tienes tu quinta y merecida corona, digiérela con la humildad que todas merecen y así, de paso, das ejemplo a quienes lanzan pataletas…

(*) Jesús Benítez es periodista y escritor. Fue editor jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como jefe de prensa del Circuito de Jerez.