Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Jerez

Vendimia bajo las estrellas

  • La mecanización lleva a la noche el ritual de la cosecha de la uva · Tras unos inicios dudosos en los 80, las máquinas ya cuentan con el favor de todo el sector

La vendimia del siglo XXI es nocturna. Las grandes cuadrillas de vendimiadores van pasando poco a poco a la historia. Conforme las viñas del Marco de Jerez van envejeciendo y su producción mermando, son arrancadas y replantadas por otras que se disponen para que el fruto no caiga sobre la tierra albariza, ese milagro hecho sustrato capaz de guardar durante meses la humedad a metros de profundidad. La razón no es otra que favorecer su vendimiado mecánico.

Aunque todavía hay parte del trabajo que se acomete de día, el sector sabe que las uvas que depararán los famosos finos, olorosos, amontillados y creams del Marco de Jerez se cortarán de noche, bajo la luz de las estrellas y casi en la mayor de las oscuridades.

Manuel Román es uno de los pioneros de las vendimiadoras mecánicas en el Marco de Jerez. "Fue hace trece años. Por entonces cargaba uva en mi camión y vi junto con mi socio que el futuro pasaba por ellas. Nos metimos, compramos una y ahora tenemos tres". Román trabaja por toda España: "Tras acabar en Jerez nos vamos a La Mancha, a la zona que se comprende entre Albacete y Cuenca, por San Clemente y Pozoamargo. También hacemos la vendimia en la zona de Ribera de Duero, por Roa, Aranda...".

Miembro de una familia de viticultores reconoce que "los mayores siempre decían que para que la uva fuera buena tenía que estar pegada a la tierra, a la albariza, pero no es así ni mucho menos. Eran cuentos de viejo. La uva llega al lagar mucho más limpia ahora y más fresca".

Para hacerse una idea del trabajo que realizan las vendimiadoras, Manuel Román apunta que "un hombre debe cortar unos 690 kilos al día, que es el equivalente a una carretada, mientras que una máquina en ocho horas te puede cortar de 70.000 a 80.000 kilos. Hace el trabajo de 116 hombres". Todo el proceso se realiza por la vibración de la cepa que descarga sus racimos en unos receptáculos que van llenando los depósitos.

Durante la vendimia, Román y sus hombres trabajan prácticamente de noche. ¿Por qué? Pues simplemente porque el rendimiento del producto es mejor. Al bajar el calor externo la uva llega más entera, fría y con menor oxidación. Trabajar en la más absoluta oscuridad se solventa con buenas dosis de precaución y, sobre todo, con el potente equipo de iluminación de las vendimiadoras mecánicas, que prácticamente convierten la noche en día en medio centenar de metros a la redonda.

Uno de los principales problemas a los que se enfrentan estos vendimiadores nocturnos son las averías, producidas en muchas ocasiones por acciones llevadas a cabo meses antes. "A veces, alguien se encuentra una herraduras o cualquier otro objeto metálico o duro y lo cuelga del alambre que después nos va a guiar a nosotros. Se tira allí meses y cuando llega la máquina se la traga literalmente y la revienta".

Pero no sólo de la vid vive el hombre. Una vez concluida la vendimia en Jerez, los 20 días de La Mancha y los 14 de Ribera de Duero, la cuadrilla transforma su vendimiadora en una cosechadora de aceitunas en explotaciones superintensivas. Es entonces cuando se desplazan hasta Sevilla (Carmona) y Córdoba (Cerro Muriano).

La mecanización ha dado pasos de gigante estos últimos años. En la última década se mantenía una proporción de seis a cuatro a favor de la vendimia mecánica, si bien hay grandes bodegas como González Byass en las que la relación ha pasado a ser de ocho a dos.

Juan Fernando Bernal es el director gerente del departamento de Viñas de González Byass. Destaca que "la plantación de nuevas cepas ha aumentado la mecanización de la vendimia pues se han plantado para que sean cosechadas mecánicamente. Es el futuro y cada paso que se da en la viña se hace sabiendo que una máquina cosechará los racimos". Pese a todo hay tareas manuales que aún se mantienen como la prepoda, aunque la maquinaria también ayuda al podador a rematar la faena. La vendimia mecánica también debe se rematada por cortadores en los extremos de los líneos (hileras de cepas) donde no llega la máquina.

Para Bernal, las ventajas de la vendimia mecánica son muchas. "Siempre se ha ensalzado la manual como más perfecta, pero no es así. Lo que sucedió fue que al principio se metieron máquinas que hacían daño a las cepas. Una vez que las viñas se han adaptado se ven mejor las ventajas, como es por ejemplo vendimiar durante gran parte de la noche, con lo que la temperatura del caldo es más baja. No tiene nada que ver enfriar mostos desde 40 grados que hacerlo desde 25 grados. Todos los enólogos prefieren esa temperatura baja para conseguir los objetivos de calidad que se marcan".

Las primeras máquinas entran en el Marco de Jerez en los años 80, si bien fue hace 12 años cuando se generalizan. Ninguna bodega les da la espalda. Se va a más. "Es una tendencia a nivel mundial -dice Bernal- pues los países emergentes en producción vinícola como Sudáfrica o Chile también la utilizan". Pese a todo, en España marchamos por detrás. "Apenas hay 200 vendimiadoras cuando en Francia, que tiene menor superficie de viñedo, ya hay 4.000".

Para dar una idea de la implantación, valga señalar que González Byass ha mecanizado 250 hectáreas de sus más de 300.

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