Francisco Reinoso /

Sacrificar el presente

A la vuelta de la esquina

Cuando los españoles llegaron al sur de Méjico se encontraron con el ritual del sacrificio de humanos para conseguir de los dioses un futuro mejor. Ahora se sacrifican humanos para alcanzar un futuro mejor. Sacrificar el presente en el altar de un futuro mejor se lo hemos inculcado a los hijos desde la familia y desde la escuela. Un tertuliano de 'La Vega 12', se quejaba que después de tantos sacrificios exigidos a los hijos en los estudios, les ofrecemos una sociedad sin futuro o con un futuro mediocre. Muchos otros asentían.

En el altar de un futuro mejor se están sacrificando vidas juveniles, porque ese futuro lleno de bienestar no existe. Conozco a un padre que le decía a su hijo, ingeniero superior informático, que ser adulto, su futuro, era: horarios largos, poco sueldo, asistencia al trabajo, obediencia, secuestro del futuro personal por las entidades financieras. Ese es el capitalismo para el que trabajará. Esas ganas de 'ser mayor' de los jóvenes a veces provocan el 'síndrome de Peter Pan'. Otro padre de la citada tertulia afirmaba lo mismo: trabajar cincuenta horas por un miserable sueldo, después de tanto sacrificio económico y de esfuerzo en los estudios. ¿Es mejor el 'Carpe Diem', 'el pelotazo'?

Para alcanzar el paraíso comunista se necesitaba un largo periodo de sacrifico de la libertad en el altar de la igualdad. Pero por los errores propios y las presiones exógenas nunca llegó, aunque consiguieron mejoras sociales importantes entre sus ciudadanos. La sola existencia del sistema soviético se definió en el resto de Europa en el Estado de Bienestar. hoy en demolición.

En mi generación, tantos años rezando y cantando la Salve Regina nos hizo entender que somos..., desterrados hijos de Eva; que suspiramos, gemimos y lloramos en este valle de lágrimas. Desterrados del paraíso y habitantes de la tierra mientras llega el futuro cielo, que para los creyentes puede que exista. Me contaba una antigua compañera del Preu del Coloma del año 1965, que se ponía silicio como sacrificio presente durante los ejercicios espirituales anuales.

En el deporte, sacrificar el presente con repeticiones continuas en aras de conseguir el triunfo tiene la suerte de saber cuál es la meta, aunque no se alcance. Es una enseñanza positiva. Pregunten por los sacrificios a las atletas de la natación sincronizada, a los maratonianos profesionales. Pero ellos saben la meta, no hay engaño.

Actualmente la política de recortes del Gobierno reincide en la ideología de sacrificar el presente en el altar de un futuro mejor. Futuro que otros economistas nos dicen que no existe como resultado del sacrificio de las clases medias y trabajadoras. ¡Cuántas víctimas dejaran en la cuneta! El fin no justifica los medios. Estamos en un provocado valle de recortes, desempleo, incertidumbre.

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