YO no quiero dinero, solo quiero trabajo, solo quiero sentirme útil". Afirmaba una persona de 45 años, trabajadora, con formación profesional reglada, que no encuentra su sitio en la sociedad. Este varón se inició en la droga cuando era más joven. No sabe por qué. Ahí comenzó su cuesta abajo: consumo, tráfico para poder consumir, abandono de los trabajos, deterioro físico, intelectual, cierta dosis de agresividad. Llega un momento que por presión familiar acude a asociaciones de rehabilitación. Sale, entra, sale. Venta de los enseres de la vivienda familiar. Metadona como sustituto de la droga y parece que está rehabilitado, aunque confiesa que fuma de vez en cuando marihuana. El trabajo dignifica a las personas. Tiene que ser muy duro no sentirse útil, no encontrar su sitio en la sociedad. Duro y peligroso. Esgrande la labor que desarrollan las asociaciones de ayuda a las personas drogodependientes. Un trabajo importante, a veces duro, pero creo que gratificante. Se necesitan voluntarios y medios.