A rienda suelta

La pobreza es hija de la guerra

ES bueno que la población reaccione ante la tragedia que padecen los exiliados tanto por las guerras como por la pobreza. Hay exiliados políticos y exiliados por la miseria. Pero la indignación popular se quedará en nada, hasta las próximas muertes, si no se transforma esa sensibilidad en organización. Mientras no se arreglan los problemas de fondo hay que dar albergue y alimentos. Las respuestas de los gobernantes, elegidos por la ciudadanía, es como si no fuera con ellos, y sin embargo las guerras, la economía que mata, el descarte de las personas, consideradas como objetos, están alentadas por intereses financieros. No hay guerras en las que detrás no haya una gran o mediana potencia que suministre armas. No hay pobres sin que detrás no haya injusticias laborales, enriquecimientos ilícitos, fiscalidad corrupta. Muchos de nuestros familiares han sido y son actualmente exiliados económicos y políticos. ¡Vergogna!

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