La crítica.

La eficacia en la comunicación

  • Carlos Carbonell dio una lección de arte y sobre todo de comunicación flamenca al hacernos saborear sus '8 Códigos'

Cada persona siente, piensa y comunica de una manera distinta, es obvio. Para el arte, es imprescindible expresar lo que uno lleva en lo más hondo de su ser, es ahí cuando la comunicación resulta exitosa. Lo importante es utilizar todo el tiempo que sea necesario para crear algo cuyo  resultado sea lo más eficaz posible.

 

Si me apuran, en ocasiones lo más aconsejable es dejarse llevar por los sentidos y disfrutar del espectáculo, no tener la necesidad de interpretarlo. 

 

Carlos Carbonell dio en la tarde de ayer una lección de arte y sobre todo de comunicación flamenca. Nos hizo saborear sus  '8 Códigos', los ocho valores que rigen su intimidad a la hora de bailar. Sin duda, lo de ayer, fue el resultado de una larga etapa de preparación y aprendizaje, una propuesta sin florituras que permitió que brillara lo más importante: el baile. El decorado era inexistente, sólo las sillas en las que se sentaban el cantaor y el guitarrista, y el juego de luces brillaba por su ausencia.

Carbonell supo expresar los polos opuestos del baile, pasó de la seguiriya tradicional y clásica a los cantes de ida y vuelta con aroma a mar.

 

El Festival de Jerez, entre otras cosas, permite que los más jóvenes puedan sentirse involucrados en la actualidad flamenca, siempre salvaguardando la responsabilidad propia de una cita como ésta. Carlos Carbonell aprovechó su oportunidad, no dejó ni un fleco suelto. 

 

Jugaron un papel fundamental el cantaor gaditano Emilio Florido y el guitarrista Miguel Pérez. Tanto él como el tocaor mantuvieron un gran nivel durante la tarde. Realmente, en un espectáculo de baile, el atrás se debe centrar en no perjudicar la función coreográfica, sino todo lo contrario, poner el triunfo en bandeja. 

 

Por malagueñas dieron la bienvenida al numeroso público, y desde ahí Ana Salazar fue una de las columnas del espectáculo. En ella, Carbonell confió sus '8 Códigos', sobre todo el de la personalidad. Una artista que canta y baila a la misma vez, sublime en ambos aspectos. Se mostró segura en el baile por verdiales, con la indumentaria típica. 

 

Carbonell por su parte, nos deleitó con su elegancia y buen hacer. Posee el talento adecuado para convertirse en una figura del baile, tiene dotes y sabe cómo usarlos. Ni siquiera la intervención del maestro Javier Latorre le hizo sombra. El artista invitado de la gala realizó una magnífica intervención por farrucas, con el único acompañamiento de la guitarra. Qué difícil es llenar un escenario con tan poco. Es una capacidad privilegiada de las que sólo pueden presumir unos pocos, Latorre la tiene, y de sobra.

 

Sonaron sones habaneros acabados en guajira, para que Carbonell y Salazar desataran el  pleno disfrute. Como no podía ser de otra manera, acabaron por alegrías, pero unas alegrías de las de toda la vida, las de gracia y salero. "El Niño de San Fernando", como llamó Ana Salazar  a Carbonell en uno de sus jaleos, cumplió con las expectativas  creadas. Dijo mucho con muy poco. 

Baile

8 códigos 

Baile: Carlos Carbonell. Artista invitado (baile): Javier Latorre. Colaboración Especial: Ana Salazar. Cante: Emilio Florido. Guitarra: Miguel Pérez. Dirección: Charo Cruz. Coreografría: Marcos Flores, Olga Pericet, Charo Cruz, Carlos Carbonell. Técnico de sonido: Chipi Cacheda. Técnico de luces: David Pérez Merino. Edición Música: Luati González. Música en off: Raúl Botella.  Vestuario: Antonio Parra, Sastrería Mera. Producción: Carlos Carbonell. Día: 23 de febrero 2014. Lugar: Sala Compañía. Aforo: Lleno.

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