Matilde García del Real
Coeducación
Su vocación por la pedagogía está influenciada por Concepción Arenal
Matilde García del Real y Álvarez Mijares, nacida el 15 de marzo de 1856 en Oviedo, en el seno de una familia de literatos, fue pedagoga y escritora.
Su vocación en el mundo de la pedagogía está influenciada por Concepción Arenal, una mujer por la que Matilde sentía una gran admiración y que llegó a decir de ella que era su consejera, maestra y amiga.
A los 14 años ingresó en la escuela de institutrices y obtuvo el título en 1873. El 18 de noviembre de 1874 obtiene el título de maestra superior en la escuela Normal Central. Al año siguiente fue nombrada maestra auxiliar en una escuela municipal de Madrid; allí ejerce la enseñanza del año 1875 al 1879. Este trabajo le sirve para obtener experiencia para escribir su libro titulado La escuela de niñas, aunque su mayor periodo docente lo pasa con los denominados jardines de infancia.
Ejerció durante 35 años como inspectora de Madrid hasta su jubilación en 1926. Hay que destacar que en 1908 cuando se creó el cuerpo de inspectores ella ingresó con el número uno del escalafón y era la única mujer, porque el Estado no comenzó a nombrar a inspectoras hasta cinco años después.
En su última etapa muestra interés por temas gastronómicos y escribe algunos tratados relacionados con este tema: Culinaria y dietética, La cocina de la madre de familia, Cocina española y cocina dietética. También escribió obras relacionadas con la Pedagogía: Los animales trabajadores, Lecturas infantiles sobre la naturaleza (obra que se encuentra en la Biblioteca Municipal de Jerez en su primera edición de 1882), Compendio de historia de España (aprobada como texto para las escuelas), Observaciones sobre la educación moral del niño, Nuestras escuelas de párvulos. La escuela de niñas es su obra más importante, la que la encumbra, en la que revela su madurez y la modernidad de sus concepciones e ideas pedagógicas, en especial en lo que se refiere a la educación de la mujer; es un manual para la formación de las maestras.
Realizó una labor social y educativa: creación en 1901 de la primera escuela pública de adultas; establecimiento de cantinas escolares, la primera en 1902; organización de la escuela de madres de familia, inaugurada en 1906. En ella impartió cursos de pedagogía y arte culinario recogiendo su experiencia en su obra La cocina de la madre de familia, en la que le dedica una especial atención a la nutrición infantil. Este libro fue escrito en colaboración con su hermano catedrático en pediatría.
Participó con ponencias y comunicaciones en numerosas asambleas y congresos sobre la educación infantil, la educación de las mujeres y la gastronomía. Fue vicepresidenta de la Asociación Nacional de Inspectores de primera enseñanza y del Comité de Higiene Popular, organismo que fue creado en 1911 por médicos y educadores.
Cuando falleció el 25 de abril de 1932, el ayuntamiento de Madrid, a propuesta de un grupo de concejales socialistas, decidió dar el nombre de quien fue abnegada e ilustre inspectora de primera enseñanza, a una escuela graduada de niñas de nueva creación en el barrio de La Latina donde ella puso tanto esmero y cariño por los niños madrileños. Después de la Guerra Civil su nombre desapareció junto a los de otras personalidades que se suponían enemigas o un peligro para el régimen franquista, o ajenas a la ideología dominante. Y así fue como de una manera injusta quedó borrada la memoria de una mujer que tanto había hecho por la educación, por los derechos de los niños y sobre todo por la educación de niñas y jóvenes.
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