Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Por mi ejercicio profesional conozco a multitud de jueces y fiscales. Les puedo asegurar que, ante todo, son gente de ley. Que una señoría se plante a la puerta de su juzgado para solicitar mejoras (no para sí, ojo, sino para la Justicia de la que todos somos beneficiarios) es algo nada habitual. Sé que les cuesta. Y es justamente allí donde los tenemos estos días. Dignos como siempre, están saliendo a la calle dispuestos a que les permitan hacer su trabajo en condiciones. Y es que uno, en su ignorancia, se lo piensa y resulta que a la Justicia, pese a ser uno de los pilares de este Estado de nuestras entrañas, no se le ha dado una manita de cemento desde hace años. Los profesionales están, por desgracia, demasiado acostumbrados a manitas de pintura administrativa aquí y allá pero sin que se acometan soluciones efectivas y sí se haga lo propio con las efectistas. Siguen al pie del cañón. Mientras tanto, esta sociedad nuestra no entiende a veces las sentencias que imponen. Hay derecho a ello, pero también a reconocer que sin Justicia no hay sociedad, tan sólo dolor.

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