Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Debo reconocer que cuando me enteré que a la pobre Rocío Cortés el ascensor de un hospital le aplastó la cabeza me quedé... no sé ni cómo. Vas a que te curen o a traer una vida al mundo (como era el caso) y acabas en una horrible caja llena de asas llamada ataúd. Lamentable, denunciable y pónganle ustedes todos los 'ables' que se les ocurran. Resulta que ayer, viendo a los dolientes tras el coche funerario, una cinta me llamó la atención. "Plazoleta" se podía leer y de repente imaginé cuánto hay detrás de esa palabra. La plazoleta es el lugar donde se ha hecho la vida en aquellas ciudades donde bajar al centro (siempre se baja, pocas veces se sube como no sea en Algar o Vejer) es complicado. Los amigos de la plazoleta se despidieron de ella, con flores y la referida cinta. ¡Cuántas historias, riñas y amores se viven en las plazoletas! ¡Cuántas historias nacen al amparo de las fresquitas de la tarde! Todo ello se perdió, pero aún nos quedan los parques. Ojalá quienes aún tienen edad los disfruten. También deseo que el SAS, de una vez, asuma alguna responsabilidad.

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