Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Hay cosas en esta vida que hasta que no las tienes no las sufres y una de ellas es la trona. Sí, la trona, esa sillita alta bien protegida en la que los niños se sientan felices en los bares y restaurantes... Pero claro, en los negocios que las ofrecen. Y desde aquí, me hago eco de la petición de una serie de padres y madres, así como de la mía propia: señor hostelero, basta de excusas, ponga una trona en su local y hará mucho más felices a esos progenitores que salen de casa a comer o cenar y se encuentran con el obstáculo (porque es un obstáculo no tenerla) de la ausencia de la trona allá donde van. Basta ya de caras raras o de póker de los camareros cuando se les pregunta: ¿tienen trona?, como si se les hubiera pedido sopa de pepinillos. Basta ya de "es que no tenemos espacio". Hostelero, usted puede hacer negocio con tan sólo una trona. Compruébelo. Verá cómo vuelven esos padres y madres a llenar sus mesas, y cómo acuden nuevos clientes a su bar. El boca-oído, ¿lo conoce? Pues es algo muy efectivo. Y eso lo sabe hasta un niño.

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