Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Desde hace ya varias semanas no son pocos quienes recuerdan en las redes sociales a esos profetas climáticos que auguraban un invierno corto y cálido. Los ponen, lógica y merecidamente, a parir porque lo que han hecho ha sido alarmar a la población. Al final el invierno ha sido (es) largo y, además, especialmente duro. El clima se ha convertido en un arma arrojadiza de la política. Conste que soy de los que consideran que, de forma obligada, el clima debe ser objeto de análisis y de debate político porque su influencia sobre los ciudadanos es capital. Quien no lo crea que se fije simplemente en el pequeño desastre que acaeció la madrugada de ayer en la ciudad con árboles caídos casi por cada esquina. Normal, lo que se dice normal, no fue. Lo malo es que hay individuos -y organizaciones políticas, que es lo peor- que vinculan estas desgracias como un punto a su favor, pues son más ecologistas y verdes que nadie. Si para ello tienen que mentir pues nada, se miente... y a amedrentar al personal.

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