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Análisis

Francisco Camas Teniente de alcaldesa de Urbanismo Dinamizacn

'Villapató'

El comienzo está en dar, por fin, contenido a la 'casa chica' y eso ya es hacer algo

Hace unos días, con el parónimo desilusionado de Villapaná, nos llamaban la atención desde estas páginas sobre un edifico colosal y aún recuperable que tenemos en nuestra ciudad, el Palacio de Villapanés. El reportaje, ilustrado con imágenes precisas, recorre parte de la historia conocida del edificio, desde su origen hasta la actualidad, incluyendo anécdotas, datos urbanísticos y estéticos, junto a aires nostálgicos y reproches a la decadencia; y al final, aunque se trate de piedras, el artículo nos conduce al desánimo por la falta de reconocimiento y la desatención del Palacio.

Sus antiguos propietarios, obligados por las circunstancias, abandonaron su casa, que era casi como una ciudad entera, y por mar transportarían con ellos la pesada carga de lo efímero y de la mortalidad invencible. Dejaron atrás las paredes limpias, las estancias vacías, los peldaños enteros y en la fachada, a los arcángeles San Miguel (jefe del ejército celestial) y San Rafael (protector de los viajeros, de la salud y del noviazgo) como custodios de lo que no volverían a ver sus ojos húmedos.

Desconocemos cuántas décadas permanecería el palacio cerrado sin vecindad alguna. Fue en el año 1912 cuando el 18º Tercio de la Guardia Civil acuartelado en la plaza de Silos comenzó su traslado a la calle Empedrada 2, una mudanza que duró hasta 1921. La 'casa grande' del Palacio se ocupó con una humanidad uniformada, muy lejos del romanticismo pomposo de sus anteriores ocupantes, para entonces ya espíritus desfigurados. En 1922 se continúa reforzando a la Guardia Civil en la ciudad, abriéndose también el antiguo convento y posterior cuartel de Infantería de San Agustín para su servicio.

Hoy, de los cinco mil trescientos cuarenta y dos metros cuadrados que tiene de superficie total construida el palacio, la parte rehabilitada tiene dos mil ciento veintinueve metros. Tras estar algunos años cerrada, en los que ha sufrido actos de expoliación, volverá a abrir sus puertas con contenidos culturales, formativos y de difusión, al hilo de la unidad de flamenco, que tendrá allí su sitio como punta de lanza de la marca Flamenco de Jerez, lo que será una buena aportación para la ciudad y para la dinamización del barrio.

El comienzo está en dar, por fin, contenido a la 'casa chica' y eso ya es hacer algo. Mientras, seguimos invirtiendo en la consolidación de la 'casa grande'. Siempre que la visito sostengo un momento entre mis manos ese misterioso rosario que alguien dejó colgado de una puntilla, y sueño con la posibilidad de verlo algún día dentro de una hornacina.

No hay ninguna dificultad en imaginar un futuro luminoso para todo el edificio: yo lo hago. La apuesta es firme y ambiciosa; diseñada para que desde nuestra ciudad se proyecte al mundo la calidad, riqueza y diversidad del arte flamenco desde una triple vertiente. En primer lugar, desde la conservación del legado histórico, en segundo, desde su estudio e investigación, y en tercero, desde la expansión internacional para el siglo XXI, conjugando tradición e innovación. Villapanés podría ser nuestro centro Georges Pompidou de las artes y la cultura flamenca porque allí hay sitio pa tó.

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