Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Era una de las pruebas que hacían a los aspirantes a policía en la Academia de Ávila. En mitad de la clase entraba un señor a apretar un fluorescente. Pedía permiso con su escalera, entraba, apretaba y se iba. Al cabo de una hora el profesor preguntaba datos tales como los rasgos físicos del señor que había entrado, color de sus ropas, tiempo estimado que estuvo... Ni que decir tiene que las respuestas eran de lo más variadas. Unos le ponían bigote sin tenerlo, estos vaqueros y aquellos un mono azul. Pese a todo, sabemos que la verdad era sólo una. Viene esta anécdota a colación de los problemas que existen en la actualidad para encontrar la verdad. Con decir que hay quienes hablan de "descifrar la verdad" se dice todo. Estos tiempos en los que teníamos que estar informadísimos estamos más desinformados que nunca. Y el problema radica en los intereses torticeros y bastardos que rodean una verdad. La triste muerte de un mantero, el apoyo a una dictadura como la iraní que ahorca homosexuales... todo es cuestión de si la verdad conviene a unos o a otros. Y es de vergüenza.

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