Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Los pleitos son un manual de vida, de las relaciones humanas, de sus miserias sobre todo. Se aprende que la soberbia y la rendición vencen a quienes las padecen, que no basta con tener razón, que además te la tienen que dar, que no siempre quien decide resuelve, que ganar a veces es perder, que la vanidad y el dinero son los dos motores del mundo, que la justicia es una maquinaria defectuosa, lenta y que con su venda en los ojos llega en muchas ocasiones cuando se ha dejado de esperarla o temerla, que la palabra puede vencer, convencer y hasta conmover.

Todo juicio es una escenificación con atrezzo, vestuario y caracterizaciones marcadas, pero quién no se ha sentado en el banquillo de la decisión ajena, quién no ha juzgado a otro con mayor o menor benevolencia, quién no ha denunciado, acusado o defendido causas propias o ajenas, quién no ha cerrado los ojos para poder así descompensar la balanza de la justicia.

No, no, el ejercicio del derecho no es sólo literatura, es también percibir el olor del miedo del detenido, los silencios que no siempre otorgan, la impotencia que enmudece, el sufrimiento por la indiferencia de quien no escucha, el tiempo que vence términos y concluye trámites, la canalla y las puñetas al alcance de nuestra mirada y de nuestro propio juicio, la vida que se escapa en otras. Mi vocación.

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