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Alternancia

El bipartidismo tuvo en la alternancia una garantía de regeneración que fue parte de su éxito: ahora ni eso

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, recibe al presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al inicio de la reunión mantenida este miércoles en el Congreso.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, recibe al presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al inicio de la reunión mantenida este miércoles en el Congreso. / Mariscal ·Efe

LA expectativa de acuerdo que la cita de ayer entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez era nula, pero el apriorismo no oculta la decepción que produce el diálogo de sordos de los dos principales partidos de España: 258 escaños de 350 totales suman PP y PSOE. Puede que parezca, por esos guarismos que el bipartidismo se reforzó el 23-J, pero ese modo exitoso de conducir la gobernanza del país es mucho más que la suma de azules y rojos.

La clave de bóveda de la estabilidad y prosperidad del bipartidismo fue la alternancia: la seguridad de que, con los lógicos matices ideológicos, el sistema no corría peligro mientras los socialistas daban paso a los populares cuando así lo decidían los electores y viceversa. Precisamente, cuando los electores daban la mayoría, sea absoluta o relativa, a uno de ellos.

Pero eso se truncó definitivamente –lo intentó antes sin éxito– en 2018, y no sólo por el auge del multipartidismo surgido pocos años antes. La moción de censura que aupó a Pedro Sánchez al poder –el único candidato que lo ha logrado en  46 años y en un periodo en el que ni siquiera era diputado–  truncó la alternancia. Con legitimidad democrática, por supuesto, aunque basada en embustes: su método al hacer política: la frase de la sentencia que la motivó fue corregida por el Tribunal Supremo y traicionaba sus reiterados compromisos y afirmaciones de que nunca sostendría la gobernabilidad en partidos que aspiran a fragmentar España.

La negativa de Sánchez a respetar la alternancia ha sido constante al frente  del PSOE, por eso es ingenuo por parte de Feijóo pedirle que la permita en 2023. Su respuesta siempre será no: no es no. Sea por dos años o por dos días. Además, es incoherente: no puedes basar tu política en derogar el sanchismo y pretender que quien lo posibilite sea ¡Sánchez! Es ridículo. Y torpe.

El bipartidismo funcionó relativamente bien siempre, porque eran los votantes los que marcaban el rumbo si detectaban corrupción (1996) o engaños masivos (2004 y 2011). Los españoles imponían la alternancia y con ella una garantía de regeneración que era parte de su éxito. Ahora no nos queda ni eso. Ahora basta un sumatorio sin coherencia ideológica, ni garantías de preservación del orden constitucional, que va rompiendo progresivamente lo límites con un incierto final. Incluso una amnistía que niega la propia legalidad democrática en España.

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