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Huy, la DUI

No esperamos que el manso Rajoy derrote a los independentistas, pero aún esperamos que derrote

Mariano mansea. Y hemos perdido la esperanza de que recupere la bravura tras la suerte de varas. Dos pruebas desoladoras. La misma noche del referéndum que era ilegal y que él había prometido que no se realizaría (y que se realizó) ofrecía impertérrito diálogo a los que se la habían jugado. Y dos: necesita el consenso con Pedro Sánchez para hacer algo, porque solo, aunque tiene mayoría y Sánchez lo odia y es el presidente, no se atreve.

No esperamos que derrote a los independentistas, pero aún esperamos que derrote. Como el manso en tablas, si los nacionalistas pretenden darle la puntilla, es posible que levante un poco molesto la cabeza y les dé con los cuernos del Estado, que, aunque no los usa más que para rascarse los lomos, siguen siendo poderosos. Esa puntilla sería la Declaración Unilateral de Independencia, y sería fatal para el independentismo porque la comunidad internacional se pondría de uñas y, sobre todo, porque forzaría a Rajoy a hacer algo. Aplicar el 155, activar la Ley de Seguridad Nacional, destituir a Trapero y detener a los cabecillas del golpe. Lo que no hace, entretenido con sus diálogos y sus consensos, arrimado a las tablas de su pereza y su miedo.

Será interesante, por tanto, ver si la Generalitat se atreve con la DUI. Con un mínimo de inteligencia, la evitarán como alma que lleva el diablo. Es el único resorte que puede levantar a Rajoy. Tal como van, les va (por desgracia) estupendamente. El consejero Josep Rull ya ha dicho que de la DUI tururú. Los más fenicios saben muy bien que los negocios se pierden por querer ganar el último céntimo y que Rajoy está por darles de todo con tal de que le dejen en paz. Lo que pasa es que algo tan básico no sabemos si lo entenderán la CUP, que no, ni ERC, que podía desnivelar la balanza, y que puede entenderlo, pero quizá no sus bases, tan electrificadas.

La negociación, cobertura perfecta para la pasividad de Rajoy, el tacticismo de Sánchez, la revolución de Iglesias y la rentable protesta de Rivera, es lo peor que le podría pasar a España, vendida a plazos. Por tanto, a los que amamos a esta vieja patria triste nos conviene que circulen fotos sanguinolentas (más falsas que Judas) de la supuesta brutalidad policial y que la gente se desgañite cantando Los Segadores con los pelos de punta. La huelga general es un regalo. Que controlen la calle nos va bien. La DUI con la que amenazan nos salvaría.

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