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Tribuna libre

La importancia de la educación en valores

SI realmente estuviéramos convencidos de la importancia que tiene el valor del amor para la felicidad individual y colectiva del ser humano, no cabe duda de que el amor estaría en primer lugar en nuestra escala de valores y por tanto sería el mayor reto por el que merecería la pena luchar y sacrificarse, para educar en valores, hacia y para, conseguir la nueva Civilización del Amor. Si realmente estuviéramos convencidos de que sólo intentando hacer felices a los demás estamos potenciando el amor entre las personas, y existiendo el amor entre las personas existirá la felicidad en la humanidad, también reinará una convivencia entre todos los seres humanos basada en la justicia social, la cual llevará consigo una paz permanente en la Tierra.

Si realmente estuviéramos convencidos de que la falta de amor entre las personas es la raíz, la causa, de todas las injusticias sociales y de todas las guerras y conflictos entre los hombres, no solo lucharíamos por mejorar el desarrollo de los pueblos más empobrecidos de la Tierra, o por reducir las injustas situaciones de marginación social, lucharíamos también por evitar la causa de todas esas injusticias, sufrimientos y marginaciones, es decir, lucharíamos por evitar la falta de amor, educando en valores pero comenzando con nuestro propio testimonio.

Si realmente estuviéramos convencidos de ¡qué el amor entre los seres humanos es posible!, si tuviéramos la fe y la esperanza de conseguirlo, entonces: Comenzaríamos a esforzarnos para tener una actitud de igualdad con los demás, sin sentirnos ni superiores ni inferiores a nadie, con la misma actitud como si fuéramos verdaderamente hermanos. Comenzaríamos a esforzarnos por solidarizarnos con los que nos necesitan, con los más empobrecidos, para implicarnos en sus problemas, ayudarles aunque ello nos complicara la vida. Comenzaríamos a esforzarnos por tener una actitud de gratuidad en nuestros comportamientos, por dar prioridad a los intereses de los demás respecto a nuestros intereses personales.

Entonces estaríamos haciendo realidad, al menos en nuestro ambiente, el sueño de una nueva Civilización del Amor que podría ampliarse, con nuestro testimonio, y el de otras muchas más personas a otras más, hasta formar un movimiento de pensamiento, que haría que poco a poco podría ir transformando nuestra sociedad, impregnada de individualismos, mercantilismo y egoísmos, en una sociedad fraternal, solidaria y gratuita, es decir, en la Nueva Civilización del Amor, donde prevalecería la justicia social y viviríamos en paz, sin guerras ni violencia, sin necesidad de que existiera ninguna ONGD. Por todo ello, debemos esforzarnos para evitar la causa de la existencia de tantas injusticias sociales, educando en el valor del amor comenzando con nuestro propio testimonio, con la esperanza de que algún día exista en la Tierra, o al menos en nuestro entorno, la nueva Civilización del Amor basada en la Igualdad, en la Solidaridad y en la Gratuidad, con la sincera intención de cada uno de nosotros de hacer felices a los demás y de dar prioridad a los intereses de los demás, respecto a los nuestros. Esto es una invitación a la utopía que puede realizarse en un futuro más o menos próximo y por la que merece la pena luchar y vivir. Y se trata de una simple invitación por la sencilla razón de que no puede imponerse aquello que sólo puede originarse en el interior del invitado. Si estamos verdaderamente convencidos de que el amor es la fuente de la felicidad, de la justicia social y de una paz permanente, de la humanidad y de nosotros mismos, os invito a educarnos para descubrir la grandeza de los valores del amor.

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