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Miquel Iceta. Ministro de Cultura y Deporte

"Hay 'feeling' con la Junta de Andalucía"

  • El político, que participó ayer en Sevilla en la Conferencia Sectorial de los consejeros del ramo, repasa los principales desafíos de la cultura en la actualidad

Miquel Iceta, ayer en Sevilla.

Miquel Iceta, ayer en Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, fascinado desde hace tiempo con las sugerencias y la belleza de la poesía oriental, cuelga con frecuencia en un blog un haiku. Esa sensibilidad es otra anomalía de un político (Barcelona, 1960) que se expresa con serenidad, elogia a los miembros de otros partidos y no gasta el verbo incendiario que hoy se estila. Iceta presidió ayer en el Bellas Artes de Sevilla la Conferencia Sectorial de Cultura, que aprobó el reparto de 115,4 millones de euros de la UE entre las comunidades autónomas, Ceuta y Melilla para reactivar la industria cultural, y después conversó con este periódico para hacer balance de los casi nueve meses que lleva en el cargo y defender la importancia de la creación en estos tiempos convulsos.

–¿Cuáles son las principales inquietudes que le han expuesto los consejeros en esta reunión?

–Han planteado su preocupación porque tenemos que invertir este dinero en poco tiempo, y a veces los procedimientos administrativos son más lentos de lo que nos gustaría. Todos nos hemos encontrado con lo mismo: sin ningún incremento de personal, hemos tenido que hacer frente a la gestión ordinaria, a las derivadas de la pandemia y ahora de la guerra, y a los fondos europeos. Yo les decía, y me han entendido bien, que el Ministerio ha atendido a 19 comunidades autónomas con todas sus dudas, pidiendo información y precisiones, con el mismo número de funcionarios. Pero estoy muy contento, porque la mayoría de los consejeros han agradecido el trabajo del equipo, que les ha aclarado cuestiones técnicas que son muy importantes, que si no resuelves bien te crean un cierto atasco.

–Se deduce que hay buena sintonía entre la Consejería de Cultura y el Ministerio, por el acuerdo para el Museo Íbero de Jaén o la rehabilitación del Arqueológico de Sevilla. ¿Hay feeling con la consejera, Patricia del Pozo?

–Hay feeling, porque, a ver si me explico bien... [Hace una pausa] ¡Es que estamos obligados! Tanto la Junta de Andalucía como el Gobierno de España tienen una responsabilidad que les ha encargado la ciudadanía. La gente no iba a entender que problemas de entendimiento provocaran un peor servicio. Me ha parecido muy bien la elección del Museo de Bellas Artes de Sevilla para la Conferencia Sectorial, porque el museo es titularidad del Estado y lo gestiona la comunidad autónoma. Y lo está haciendo bien, por cierto; está incrementando las colecciones, adquiriendo obras, la última un Alonso Cano [el lienzo Santa María Magdalena de Pazzi]. Eso es lo importante. A quien visita el museo le trae sin cuidado quién lo gestiona, sino el hecho de tener un buen museo, que no sea una caja cerrada inamovible. Que haya un esfuerzo por incrementar sus colecciones, e incluso por ampliar sus instalaciones cuando sea posible.

El ministro de Cultura, en un momento de la entrevista. El ministro de Cultura, en un momento de la entrevista.

El ministro de Cultura, en un momento de la entrevista. / Juan Carlos Vázquez

–Una asignatura pendiente, la ampliación del Bellas Artes de Sevilla. En 2010, la entonces ministra González-Sinde firmó un protocolo para empezarla, pero el proyecto sigue esperando.

–El Museo de Bellas Artes se va a reformar y se va a ampliar, eso es así. El problema es cuándo. Yo creo que a la gente hay que decirle toda la verdad. En estos momentos los fondos del Ministerio están dedicados a acabar la reforma del Arqueológico de Sevilla, no podemos acometer todo a la vez. Pero mi intención es incorporar en los Presupuestos del año que viene una partida que sea el estudio del proyecto de reforma del Bellas Artes que vamos a emprender, el primer paso. Hay mucho empeño, no sólo en la Junta. El miércoles tuve un almuerzo de trabajo con el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, y la ampliación del Bellas Artes era una de sus preocupaciones. Pero, claro, estamos dedicando dinero al déficit que ha tenido el Teatro de la Maestranza, y somos conscientes de que hay otros proyectos también en Sevilla. Ayer [por el miércoles] visité la Fábrica de Artillería y me quedé impresionado. Hay que apoyar no sólo la rehabilitación del edificio, también el contenido que hay que darle después. Queremos que Cultura y ciudadanía, una de las grandes citas que organiza el Ministerio, que vamos moviendo y que el año pasado fue en San Sebastián, se celebre este otoño en Sevilla, y nuestra voluntad es que sea en la Fábrica de Artillería. Nosotros podemos echar una mano no sólo en infraestructuras, también en brindar contenidos. España no se agota en Madrid y Barcelona, es importante que se hagan cosas de envergadura en otros sitios. De las exposiciones que he visitado últimamente, por ejemplo, una de las que me impactó es la que acoge todavía el Archivo de Indias, La Flota de Nueva España y la búsqueda del Juncal.

"Al visitante de un museo le trae sin cuidado si la titularidad es estatal o no. Lo que importa son las obras"

–Estos días ha abierto la puerta a la posibilidad de que el Gobierno compre los dos murillos de Abengoa para que no saliesen del país. ¿Nos puede decir algo más sobre ese tema?

–Les puedo decir la tira de cosas [ríe]. Murillos, como en Sevilla, no hay en ningún lado, y debemos valorar lo que tenemos. Hoy he visto los murillos y los zurbaranes que hay aquí, y eso no lo encuentras en ningún lugar del mundo. No hay ninguna colección ni pública ni privada que supere lo que tenemos aquí. Eso por un lado. Por otro, nosotros no queremos que obras que se valoran como importantes en nuestra trayectoria, en nuestra historia cultural, salgan de Sevilla o de España. Pero, ojo, también hay que tener cuidado con eso, porque cada vez que una Administración expresa su interés en un cuadro, lo que ocurre es que ese cuadro vale más, y por lo tanto habrá que movilizar más recursos si finalmente se compra. En este caso se habla de dos cuadros, uno de ellos declarado ya inexportable. ¿Cuánto podemos movilizar para comprar obra? Ahí todas las Administraciones tenemos nuestras dificultades. Antes valoraba mucho que la Junta hubiese comprado el Alonso Cano, de la misma manera que el año pasado nosotros compramos un Greco para el Museo del Greco en Toledo. La gente ha de saber que el dinero sale de sus impuestos y lo manejamos los gobernantes, pero no es nuestro dinero. Es el de todos, y por lo tanto cada gasto debe estar justificado y tener todo el sentido. Es un tema complicado. Con esa prudencia, teniendo en cuenta ese panorama, nosotros intentaremos por todos los medios que obras que son de aquí, y se sienten de aquí, se queden.

–Hablemos aquí de una cuestión peliaguda...

–Ésas son las que me gustan.

–Sobre los murillos que fueron expoliados por el mariscal Soult en su momento y que volvieron durante el franquismo a España, pero se quedaron en Madrid. Hay una vieja reivindicación en la ciudad para que esas obras vuelvan...

–Nosotros decimos que las colecciones nacionales, y los museos nacionales, llevan el nombre nacional por algo, porque son de toda la nación, ahí no puede haber duda. Pero cuando se crean estas iniciativas se hacen con una lógica, y para alterarla hay que tener buenos motivos. Yo soy partidario de que los museos nacionales se esfuercen por estar presentes con su obra, de algún modo, en todo el territorio. A mí no me consta esa reivindicación de la que hablan, pero en caso de que nos llegue la estudiaremos. Nosotros somos respetuosos con la Historia, y más en el caso de cuadros que dejaron sus raíces por la guerra. Pero todo tiene sus matices. Yo he tenido que contestar a una pregunta sobre si el Gobierno estaría dispuesto a llevarse el Guernica de Picasso a Guernica. Les dije que no. Somos muy conscientes del simbolismo de ese cuadro, pero también de lo que nos aconsejan los técnicos, que alertan del peligro de que se mueva, tanto es así que no han autorizado que la pintura se cambie a otra sala en el Reina Sofía. No es un problema de mi criterio personal, o de conveniencia política, aquí tenemos que seguir las indicaciones de los especialistas sobre un bien que es de todos. Cuando se hicieron los Juegos Olímpicos en Barcelona, se pidió la cesión temporal de la obra; también por un aniversario de la bomba de Hiroshima, pero en ambos casos se rechazaron esas propuestas. Para los políticos es tentador decir que sí a todo, pero no siempre es posible. Hay que estudiar cada caso.

Miquel Iceta. Miquel Iceta.

Miquel Iceta. / Juan Carlos Vázquez

–La Compañía Nacional de Danza ha acogido a cinco bailarinas ucranianas. ¿Qué puede hacer la cultura frente a la guerra y la barbarie?

–En primer lugar, hay que seguir haciendo cultura. Lo peor que puede pasar es que un conflicto motivara que no hubiese actividad. Contra la guerra, cultura. Y hay que ser solidarios con las poblaciones que se han visto afectadas por una desgracia así. Nosotros hemos tenido la oportunidad de acoger a estas bailarinas ucranianas y he de decir que desde que se ha conocido la noticia hemos tenido más solicitudes en las que estamos trabajando. Por desgracia estamos hablando de un movimiento de más de cuatro millones de personas que han tenido que salir de su país, y un total de siete u ocho millones que han tenido que moverse dentro de Ucrania. ¿Qué puede hacer la cultura ahí? Estamos viendo que se organizan conciertos, festivales; que algunas representaciones comienzan con la lectura de manifiestos... Es importante que sepamos distinguir entre la colaboración con el Gobierno de Putin, un Gobierno que está provocando unos crímenes terribles, una colaboración que sí, debe cesar, del respaldo a los creadores rusos, a la cultura rusa. Hay que tener cuidado con la rusofobia. Nuestra cultura sería la primera que perdería si le diera la espalda a estos artistas, porque muchos de ellos están en contra de esta guerra. Y por supuesto hay que seguir leyendo a Dostoievski.

–El cine español lleva un 2022 asombroso: el Oso de Oro a Carla Simón, las cuatro candidaturas al Oscar... Eso también es marca España, pero ¿por qué los triunfos de nuestros cineastas no se celebran como los de nuestros deportistas?

–Es una pena, porque estamos teniendo muchísimos. Me da la sensación de que desde fuera se valora mucho más nuestro potencial cultural. Aunque también se aprecia dentro: hace dos semanas estuve en el Festival de Málaga, y me encantó cómo la ciudad vibra con la cita, la hace suya. Ahora el grito ha de ser: 'Vamos a volver al cine'. Estuvimos siguiendo el palmarés de la Berlinale y ganó el Oso de Oro Alcarràs, una película rodada en catalán, con un tema muy nuestro, con un ambiente rural y agrícola, con un equipo técnico y de producción básicamente formado por mujeres y con actores que son gente corriente. Alguien puede pensar: 'Un proyecto hecho en estas condiciones, ¿cómo va a interesar en Alemania?'. Pero la fuerza de nuestros creadores es enorme, como han demostrado las nominaciones al Oscar. Estuvimos en la presentación de Madres paralelas en Venecia y fue impresionante. Tendríamos que sacar pecho, ser humildes también, y disfrutarlo más.

"Nuestra cultura sería la primera que perdería si vetáramos a los artistas rusos. Muchos no apoyan la guerra”

–Causó cierta polémica que se retiraran los toros del Bono Cultural. Eso acentuó el malestar de un sector que ya había tenido un desencuentro con su predecesor en el cargo, José Manuel Rodríguez Uribes, por unas declaraciones que hizo sobre la tauromaquia...

–En el tema del Bono Cultural, para coger, con perdón, el toro por los cuernos, lo que ocurre es que nosotros decidimos subvencionar unas actividades y otras no. Nos dicen: 'Oiga, es que no nos consideran cultura'. Perdón, la moda es cultura, o la artesanía, y no se pueden comprar con el Bono Cultural. Hemos utilizado como criterio las estadísticas de consumo cultural, podía haber sido otro baremo. Nosotros queremos fomentar el consumo de cultura: libros, teatro, cine, conciertos. Y no hemos contemplado otras cosas, tampoco el deporte. El mundo del toro puede quejarse legítimamente, pero que tengan en cuenta también que el Ministerio de Cultura otorga un Premio de Tauromaquia cada año, no hemos fallado nunca. Las leyes españolas reservan a la tauromaquia un estatus de patrimonio cultural reservado, y nosotros somos fieles a lo que dicen nuestras leyes, no puede ser de otra manera. Carmen Calvo, el otro día, comentaba que no hay nada más moderno que una corrida de toros. Aquí hay que respetar todas las perspectivas, aunque también es verdad, digámoslo todo, que está creciendo una sensibilidad en contra del sufrimiento de los animales, y eso está alterando la visión de los espectáculos taurinos. Nosotros respetamos todo eso, pero mientras nuestras leyes digan, y dicen, que la tauromaquia es parte de nuestro patrimonio cultural, nosotros vamos a seguir apoyándolo con este premio o con subvenciones como las que damos a la Fundación Toro de Lidia. Pero no, no ha habido cuestiones ideológicas en no incluirla en el Bono Cultural.

–Por terminar con una pregunta más personal, usted publica con frecuencia haikus, pero aparte de la poesía japonesa le gusta el humor inglés y es muy fan de los Durrell.

–Yo descubrí Antrobus, que no es una obra muy conocida de Lawrence Durrell, un conjunto de historias sobre un diplomático británico inventado que a mí me han hecho reír hasta llorar, y por eso es un libro al que vuelvo de vez en cuando. Luego, claro, conocía a Gerald Durrell y la Trilogía de Corfú, la que arranca con Mi familia y otros animales, y he disfrutado la serie que han hecho sobre estos personajes. Yo tengo la tesis de que los libros te vienen a buscar, y creo que si fomentáramos más el gusto por la lectura tendríamos una sociedad mejor. Ahí la escuela está haciendo una labor formidable, pero nosotros, como responsables políticos, tenemos que seguir empujando. Una de las obras que he disfrutado más al visitarla ha sido la Biblioteca Pública del Estado en Córdoba. Es un templo, una verdadera pirámide de los libros. Está muy bien que dediquemos dinero público a las bibliotecas, a las librerías, que por ejemplo se han asociado para dar una alternativa a Amazon en la web todostuslibros.com. Para mí, un librero es un prescriptor. Hoy se publica mucho, y es maravilloso tener a alguien que te ayude a entrar en esa selva.

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