Una derecha abierta, a la línea, salvó al suizo Roger Federer, que perdía los dos primeros sets y cedía por 4-3 el tercero, y que resurgió ante el alemán Tommy Haas para vencer por 6-7 (4), 5-7, 6-4, 6-0 y 6-2, y colocarse en los cuartos de Roland Garros. De haber fallado esa derecha, Haas hubiera roto el saque de Federer y se habría colocado con 5-3 y servicio propio, a un solo juego de apuntillar al número dos del mundo, un día después de la derrota que ha revolucionado Roland Garros, la del español Rafael Nadal ante el sueco Robin Soderling en los octavos.

"Mi momento soñado era vencer a Rafa en la final, pero tengo que concentrarme en mi parte del cuadro y asegurarme que puedo pasar como hoy (por ayer)", admitió Federer, quien valoró la importancia de aquel golpe espectacular del octavo juego del tercer set. "Una vez que golpeé aquella derecha para salvar el punto de rotura, noté que era el momento en el que el partido cambiaba, y me sentí muy aliviado", dijo.

Federer no erró su arriesgado tiro y gritó de alegría, recobrando ánimos. Luego su saque funcionó mejor y encadenó nueve juegos consecutivos para poner distancia de aquella apurada situación y ganar los dos siguientes sets.

Haas, de 31 años, que llegó a ser número dos del mundo en mayo de 2002, y que jugó hace tres semanas la fase previa del Masters 1000 de Madrid, se hundió paulatinamente y perdió una grandísima ocasión de proporcionar una nueva sorpresa en París.

Hubiera sido un fracaso emocional y deportivo para Federer. Roland Garros es el único Grand Slam que le falta por ganar, y aquí ha sido batido por Nadal cuatro temporadas seguidas, las tres últimas en la final. A algo más de dos meses de cumplir 28 años, probablemente ésta sea su postrera oportunidad para convertirse en el sexto hombre en reunir los cuatro grandes.

La ausencia de Nadal ha propiciado todo esto, que Federer se sienta con deseos y fuerzas de ganar un partido casi imposible a cinco sets y que también el vestuario de los jugadores perciba que el cuadro masculino se ha abierto para todos. "Todos los jugadores se sienten un poco más aliviados, y todos han comprendido de repente que está más abierto", dijo el suizo.

En la misma parte del cuadro de Federer, el gerundense Tommy Robredo, único español en liza en individuales tanto masculinos comos femeninos, venció al alemán Philipp Kohlschreiber, por 6-4, 5-7, 7-6 (4) y 6-2, y el argentino Juan Martín del Potro al francés Jo-Wilfried Tsonga, por 6-1, 6-7 (5), 6-1 y 6-4, para concretar un duelo de cuartos hispano-argentino.

En el cuadro femenino, el desastre del tenis serbio este año aumentó con la derrota de Jelena Jankovic, quinta favorita, ante la jovencita rumana Sorana Cirstea, 41 del mundo, por 3-6, 6-0 y 9-7 en dos horas y 48 minutos, con 89 de lucha interminable en el último parcial. La australiana Samantha Stour, por su parte, liquidó a la última francesa del cuadro, Virginie Razano, por 6-1 y 6-2, para medirse ahora a Cirstea.

Con Ana Ivanovic, defensora del título, fuera desde el domingo y Novak Djokovic eliminado en dieciseisavos, Jankovic cerró el tercer día de resultados negativos para este paíss.

La estadounidense Serena Williams sí estuvo a su altura y superó a la canadiense Wozniak por 6-1 y 6-2. Ahora se medirá a la rusa Kuznetsova, séptima favorita.