El equipo 'Espeleosocorro Andaluz' especialista en rescate en cavidad perteneciente a la Federación Andaluza de Espeleología se proclamó hace unos días vencedor absoluto del Grimpday 2016, el campeonato más prestigioso del panorama mundial en referencia al rescate en altura, celebrado en la ciudad belga de Namur y que este año alcanzaba su undécima edición.

Se inscribieron 22 equipos de máximo nivel de los continentes europeo, americano, asiático y africano. El equipo andaluz, formado casi al completo por jerezanos, fue el único representante español en esta edición.

El campeonato consistió en la realización de diez rescates de especial complejidad por los escenarios elegidos y las situaciones planteadas. Esto exigió una altísima cualificación tanto técnica como física, ya que los equipos sólo lo forman siete rescatistas, de los cuales únicamente cinco pueden realizar las maniobras mientras que los dos restantes asumen los roles de víctima y controlador de seguridad.

Durante la primera jornada, los escenarios elegidos se trasladaron al medio natural. Paredes escarpadas de 90 metros de altura donde el accidentado se encontraba suspendido en mitad de la pared, traslado de herido por tirolinas de 60 metros y más de 100 de vacío o paso de camilla por lugares angostos, confinados y de especial dificultad fueron algunas de las situaciones que pusieron en jaque a más de un equipo.

El segundo día se dedicó a rescates en el medio urbano: evacuación de herido por ventanas de edificios, rescate de trabajadores en altura… En esta jornada llamaron especialmente la atención dos pruebas por su espectacularidad y singularidad, ambas en la ciudadela de Namur. La primera de ellas consistió en descender por una de sus murallas a un equipo especialista en búsqueda de personas formado por un agente y un perro, atenderlo y descenderlo 'encamillado' junto a todo el equipo (incluyendo especialista y perro) por otra zona de unos 45 metros de desnivel. La segunda tuvo lugar en uno de los fosos de la ciudadela, de unos 30 metros de profundidad y más de 40 de anchura. La maniobra consistió en instalar diversos sistemas de tirolinas para que desde el centro de la misma descendiera un rescatador justo sobre el lugar donde se encontraba la víctima (en un espacio confinado de no más de 1 metro de anchura por lo que la precisión era fundamental), ascender juntos de nuevo por el centro de la tirolina y desplazar a ambos al otro extremo del foso. La organización evaluaba en cada prueba diferentes ítems enmarcados en los campos de: seguridad, trato a la víctima, técnica, tiempo de realización, organización del trabajo y espíritu de equipo.

El equipo Espeleosocorro Andaluz se proclamaba, por primera vez para un equipo español, campeón de esta edición haciendo un papel brillante, marcando los mejores tiempos en prácticamente todas las pruebas y demostrando un altísimo nivel tanto técnico como humano. Como dato relevante, independientemente del tiempo, del total de los 500 puntos que entraban en juego repartidos en las diez pruebas y los diferentes ítems, al equipo Espeleosocorro Andaluz solo se le escaparon 29.

Dos logros más son convertirse en el único equipo que gana en su primera participación y el de ser el primer equipo no profesional en conseguirlo.

La clasificación final la encabezó el Espeleosocorro Andaluz, seguido del GRIMP Geneva suizo y el Special Rescue Association alemán. De los cuarenta especialistas de rescate en cavidad del grupo Espeleosocorro Andaluz, la expedición española representante del grupo la han formado: Pepe Merino, Alejandro Pérez, Juan Ignacio Guerrero 'Tito', Elías Leal, Tamara Cánovas, Eduardo Camarena y Bernardo Orihuela.

La expedición andaluza se ha completado con la participación de José Manuel Benítez y Diego Mendoza, encargados del apoyo logístico y trabajo fotográfico. El equipo andaluz ha contado con la ayuda de las empresas Titanion, Bazar Juvenil, Caverland, Humaventura, Creativa y Rescate Jota.