Ñoño firma una gran victoria isleña

La fe mueve montañas. Y a esa fe, sin duda, se ha agarrado Antonio Asensio 'Ñoño'. Noche tras noche ha soñado, desde su tremenda lesión en Murcia, salir de su campo con la gente coreando su nombre y en loor de multitud.

La vida concede, con la oportuna paciencia, la oportunidad de volver a sentirse grande. Y ayer fue la ocasión de Ñoño. El pequeño gran delantero isleño encontró el resquicio oportuno en un muro infranqueable, para romper la fachada de una casa construida en La Roda. Lo hizo él, con su fe a cuestas, con el empuje de un campo que disparó a la vez con él para marcar. Y con ello, le dio a su equipo toda la vida del mundo. Ñoño le concedió al San Fernando una victoria deseada, sufrida, necesitada e importante. Una victoria que tiene que marcar un antes y un después para el equipo de La Isla.

Y lo hizo en un partido tremendamente atragantado, que bien pudo decantarse del lado rival. La Roda será siempre recordada en la ciudad, por sus aspectos positivos y por los negativos. El San Fernando se ha cobrado, con creces, que los castellanos-manchegos celebrasen en el césped del Iberoamericano su ascenso. Se lo cobraron el año pasado con su liderato en solitario y se lo han cobrado este año al conseguir una victoria que les hace dormir fuera de los puestos de descenso.

Tras una primera parte sin ocasiones, en la segunda cambiaron las tornas. Jordi Pablo vio dos amarillas seguidas. La Roda con diez. Parecía definitivo. Pero no fue así, y fue cuando más peligro llevó: Manu Dimas dispuso de la más clara en el 72, pero no salió victorioso de su mano a mano con David Valle.

Ñoño disparó en el 79 y percutió en el 85. Fue el júbilo. Hasta el final lo más importante fue la innecesaria prolongación del encuentro, seis minutos.