Perezoso estreno de la campeona
España debuta en el Mundial con un trabajado triunfo ante Bielorrusia sentenciado en el tramo final Con 29-28 el meta Pérez de Vargas se encargó de espantar cualquier duda


La selección española de balonmano arrancó la defensa del título mundial que conquistó hace dos años con una victoria (38-33) sobre Bielorrusia, en un encuentro en el que el joven portero Gonzalo Pérez de Vargas se encargó de espantar las dudas que el propio conjunto español se empeñó en crear. Al menos en defensa, como demuestran los cuatro tantos (4-4) que el conjunto español encajó en los primeros seis minutos de juego, todos ellos calcados, con un jugador bielorruso ganando la espalda a los defensores españoles en los seis metros.
Curiosamente, cuando todo el mundo temía los poderosos lanzamientos de Siarhei Rutenka, que no firmó su primer gol hasta los once minutos, el mayor peligro del conjunto bielorruso llegaba con los desdoblamientos del extremo Aliaksandr Tsitou.
El inmenso arsenal de recursos ofensivos de la campeona puso las cosas en su sitio. Cuando no fue el pivote Julen Aginagalde, fueron los lanzamientos a distancia de Jorge Maqueda, que finalizó el primer tiempo con cuatro tantos, o de Joan Cañellas, que, como ya estaba previsto, actuó en el lateral izquierdo.
Goles que permitieron a España alcanzar a los veinte minutos una máxima renta de cinco goles (15-10) coincidiendo con la expulsión de Siarhei Rutenka, la gran estrella bielorrusa, que vio la tarjeta roja directa tras un feo golpe a Viran Morros en un contragolpe del conjunto español.
La diferencia apenas se redujo (21-17) al llegar al descanso, pese a las numerosas rotaciones, incluso cambios de sistema defensivo, que permitieron ver el debut en partido oficial del joven Alex Dujshebaev, que no defraudó las expectativas tras anotar tres de sus cuatro primeros lanzamientos.
Pero, en defensa, España nunca dio la impresión de ajustar totalmente su sistema. La falta de intensidad al final acabó contagiando al hasta entonces efectivo ataque de una selección española que, sin saber cómo, se encontró con Bielorrusia a tan sólo un gol de distancia (29-28) y un partido nuevo por jugar a falta de trece minutos para la conclusión. Tiempo en el que emergió la figura del joven portero Pérez de Vargas, que con cuatro buenas paradas en los diez minutos finales no sólo acabó de despertar al conjunto español, sino que fue uno de los máximos responsables de la victoria.
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