Thunder-Heat: el futuro llegó
baloncesto lFinal de la NBA
Oklahoma City y Miami pugnan por el anillo tras tumbar, respectivamente, a los veteranos Spurs y Celtics y confirmar el cambio de guardia en la NBA · Ambas franquicias deben dominar en los próximos años


Cuando Miami sepultaba el pasado sábado a los orgullosos e indomables Celtics, la última duda sobre la fecha del cambio de guardia en la NBA parecía disiparse. El futuro ha tomado la mejor liga del mundo, los menores de 30 años gobiernan la competición. Es el nacimiento de un duelo, Thunder contra Heat, que tiene pinta de perpetuarse como un clásico.
Kevin Durant, máximo anotador de la Liga regular, contra LeBron James, el jugador más valioso. Son los líderes, han tenido actuaciones exuberantes en el play off, apariciones en momentos trascendentales. Un par de partidos de Durant ante San Antonio y ese primer tiempo absolutamente devastador en el sexto duelo en el Garden (30 puntos en 24 minutos) marcan hitos en estas series. Pero sólo uno saldrá de estaba batalla entronizado.
Todo comienza esta próxima madrugada (03:00) en el Chesapeake Energy Arena de los Thunder, que tienen ventaja de campo. La secuencia es dos partidos en Oklahoma, tres en Miami y dos en Oklahoma, los tres últimos hipotéticos si ningún equipo barre por 4-0.
Contienden dos franquicias poco ganadoras históricamente, un anillo cada una. Oklahoma hunde sus raíces en los Seattle Supersonics. En 2008 se consumó la mudanza. La NBA las considera la misma franquicia, aunque tengan diferentes nombres. Seattle ganó en 1979. Miami, fundada a finales de los 80, venció en 2006, con Dwyane Wade como MVP de las finales y Shaquille O'Neal de escudero. Wade y Udonis Haslem son los únicos que permanecen de ese equipo campeón.
Sólo hay un jugador en teoría determinante en estas finales con 30 años, Dwyane Wade, el resto es menor. Bosh tiene 28, LeBron 27. Números cinco, cuatro y uno del maravilloso draft de 2003. Camino de la década en la NBA, están en plena madurez competitiva, momento ideal para ganar. Bosh apareció tras una lesión para desequilibrar ante los Celtics. LeBron perdió dos finales, una con Cleveland ante los Spurs (2007) y la del año pasado con Miami ante Dallas. Tiene un estigma de perdedor, seguramente exagerado por las desmesuradas expectativas sobre él desde que era un adolescente y se le bautizara como The chosen one (El Elegido), leyenda que lleva tatuada en la espalda. Pero es un jugador como no se ha visto jamás.
La juventud en esta batalla del futuro la representa Oklahoma. Cocina un equipo que, si pudiera alargarse en el tiempo (difícil por cuestiones salariales), tiene recorrido para 10 años. Su núcleo duro (Durant-Westbrook-Ibaka-Harden) no supera los 23 años. Han ganado el Oeste sin recurrir a un séptimo partido (al que sí fueron los Heat con los Celtics) en las tres series y remontando un 2-0 a favor de San Antonio. Si LeBron es el bisonte indestructible, Durant es la clase, un finísimo alero de 2,06 metros y pisada de bailarina. El chico bueno y religioso que no se tatúa. Una batalla que se adivina legendaria y en la que un español de pasaporte, Serge Ibaka, puede acompañar a Pau Gasol como un ganador de anillo.
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