Todos los errores que cometió ayer el hipnótico ‘Fenol II’ en el desarrollo de la prueba Intermedia I del concurso internacional de doma clásica de la Real Escuela tienen solución. El Pura Raza Española tordo es un ser creado para la gimnasia que se expresó bajo la técnica de Belén Bautista, alumna del Recreo de las Cadenas, con una seguridad que acabó por convencer al jurado de que era él quien debía estar arriba de la tabla con una segunda merecida posición después de escalar hasta más allá del 66 por ciento de nota.

El caballo entró en la pista como Pedro por su casa. Efectivamente, la Escuela es su casa pero no todos los días te visitan tres jueces olímpicos. La amazona rentabilizó al máximo los diez minutos de tiempo para enseñar todo el talento del semental de Yeguada Militar, que se presentó algo pasado de peso. Fue el mejor explicando la flexibilidad equina en cada vuelta y en cada rincón. Lo fue también en la potencia sostenida del passage y el piaffe y en el desarrollo de las transiciones entre los aires y ejercicios, donde se someten a prueba la técnica del jinete y la doma del animal. Al caballo le sobra equilibrio mental y goza de una suspensión que saca las monedas del bolsillo, pero le faltó cerrar las piruetas y relajar un trote amplio que a los jueces les pareció precipitado, lo que bajó la nota de la regularidad, uno de los conceptos determinantes en el ballet clásico.

En todo lo que destacó el hijo de ‘Evento’ no tuvo competencia a pesar del impactante porte de ‘Samba King’, el semental alemán hijo de ‘Sandro’ que monta el jinete de ‘Totilas’.

El expresivo caballo fulmina en movimiento pero se antoja largo para los ejercicios más reunidos como las piruetas, donde no consiguió plegarse cerca de tierra. Matthias Rath y su caballo fueron muy regulares en el sentido positivo de la palara. El conjunto ejecutó una reprise previsible, alemana, fluida, sin prácticamente fallos. La amplitud de los movimientos de este semental germánico es marciana, lo que si bien impulsa hacia arriba las notas de conjunto como aires, el deseo de ir hacia adelante o la regularidad, las concretas como el piaffé o las piruetas, donde hace falta una reunión extrema, son pobres, incapaces de competir con el arte barroco del PRE. El jinete olímpico se colocó en tercera posición, con un 66 por ciento más apurado que el del conjunto español. Tampoco pudo meterse hasta la cocina de la casa de ‘Fenol II’ el también alemán ‘Don Bettino’, montado en este caso por el británico Richard Davison. Y eso que lo intentó, porque aunque fue el mejor de la mañana lo fue por regular y no por destacar en conceptos artísticos como las piruetas. Tanto se esfuerzan en Centroeuropa en desarrollar caballos largos y de movimientos potentes, amplios y fluidos que al final resulta difícil ver piruetas cerradas bien ejecutadas, uno de los ejercicios más complejos de la disciplina por la extrema reunión que exigen. El elegante alazán mantuvo un ritmo constante en toda su intervención. Es el primer paso para caer bien al jurado. Después se adornó con otro concepto, la fluidez de los movimientos, como si flotara en la nada, sin rozamiento.

Fueron poco expresivas las piruetas pero muy correctas e impulsadas, como la serie de los cambios de pie en galope, que destacaron por la rectitud y claridad en la ejecución. Al final, el suyo fue un examen de 70 por ciento de nota, lo que lo colocó con contundencia en la primera posición de la lista definitiva de la Intermedia I.