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El futuro del mundo laboral es ya presente. La cervecera Heineken España -que cuenta con 1.400 empleados en España y fábricas en Sevilla y Jaén- ha implantado un modelo, Hei Life, que flexibiliza al máximo el teletrabajo, potencia la desconexión digital, ofrece servicios gratuitos de todo tipo a los trabajadores y sus familiares directos (médicos, psicológicos, de asistencia legal, financiera, etc.); e incluso empieza a ensayar con fisioterapeutas en las líneas de fabricación en labores de prevención y tratamiento. Todo ello lo complementa con modelos innovadores de retribución al trabajador, programas de trabajo internacional y planes de fomento del talento femenino, entre otras cosas.
La responsable de todo esto en la empresa es Mónica Zai, directora de People, que así llama Heineken a todo lo que tiene que ver con la gestión de personas. Ella habla de "cocreación" con los empleados, lo que significa que las soluciones parten normalmente de sus peticiones, inquietudes, o, como en el caso del teletrabajo, de la experiencia adquirida.
"La pandemia nos obligó a trabajar de forma diferente -explica Zai en relación a este último punto- y aprovechamos la habituación del trabajador al teletrabajo para hacer una reflexión sobre con qué nos podíamos quedar para favorecer la flexibilidad y la conciliación". Se hicieron varios pilotos: desde trabajar 100% en remoto a nada, y entre ellas opciones intermedias. El modelo se perfeccionó poco a poco: primero fueron dos días a la semana; luego, para que fuera más flexible, 16 horas en esos siete días; y finalmente, 64 horas al mes, lo que facilita la elección del empleado. "Puede, por ejemplo, teletrabajar, si quiere, una semana al mes", afirma Zai, siempre de acuerdo con el 'manager' y respetando el principio de 'company first'. "Si hay algún evento o reunión, se prioriza", explica. Y el trabajador, por supuesto, puede decidir, si quiere, no teletrabajar, y acudir a la oficina a diario.
La desconexión digital también forma parte de la cultura de Heineken. El tiempo que transcurre entre las 18:00 y las 9:00 lo llama "tiempo en verde". "Durante ese tiempo minimizamos cualquier tipo de reunión o evento y cualquier impacto comunicativo. "Es algo que está muy asumido dentro de la organización: si a partir de las siete, por ejemplo, continúan trabajando, te pueden echar hasta la bronca", explica Zai.
Heineken no solo se ocupa de la gestión del tiempo de trabajo, sino también del bienestar del empleado. En el plano físico cuenta con un servicio médico propio, y ofrece servicios como programas de prevención de enfermedades, segunda opinión médica o farmacia a domicilio. Ahora ensaya un programa piloto en la fábrica de Valencia para prevenir y tratar problemas osteomusculares, con un fisioterapeuta-coach contratado al efecto. Si funciona, el plan se implantará en Sevilla y no se descarta llevarlo a departamentos no estrictamente vinculados a la producción.
En el plano emocional, Heineken ha sumado a la asistencia psicológica para empleados y familiares en primer grado aspectos como la asesoría legal y financiera y servicios de trabajo social, con abordamiento integral de asuntos como el divorcio, problemas de pareja, conflictos de gestión de tiempo, estrés, etc. Zai señala que Heineken lleva un año con este modelo, que denomina 360 por abordar cualquier aspecto que pueda afectar a la persona. Lo gestiona a través de la multinacional francesa Stimulus, especializada en bienestar laboral. Y, resalta Zai, todo es confidencial. "Son consultas anónimas, nosotros las desconocemos, solo tenemos estadísticas generales", afirma. "Si el problema es del trabajador con la empresa se soluciona por otras vías, no a través de este servicio", precisa.
La cervecera ha añadido a esta oferta de asesoría una propuesta de beneficios comerciales. Ofrece al trabajador que una parte de su salario se destine a la adquisición de productos y servicios que Heineken negocia con proveedores a precios competitivos. Es lo que la empresa llama Flexvolución. Zai señala dos beneficios de este sistema: por un lado, supone un beneficio fiscal, porque "aminoras tu bruto y la base para calcular la retención es menor, lo que ayuda a incrementar tu neto"; y por otro lado hay un beneficio económico, porque los precios suelen ser más competitivos. Y hay de todo en el catálogo: desde compra o renting de vehículos a adquisición de dispositivos electrónicos, pasando por, por ejemplo, congelación de óvulos o tratamientos de fertilidad.
Zai resalta que todas estas opciones que ofrece Heineken "son algo adicional al convenio colectivos, que no cambiamos en ningún elemento". En el caso de los beneficios comerciales "no impacta en las retribuciones, sino todo lo contrario. Ayuda a que los trabajadores tengan ventajas adicionales".
Heineken desarrolla, además, planes para elevar el número de mujeres directivas en la compañía, que actualmente se sitúa en el 26,2%. "Nos gusta más hablar de talento que de cuota y tenemos distintos programas para desarrollar el talento femenino, como Women in Sales (para el departamento comercial) o Women in Suply Chain (para el industrial); las acompañamos con un mentor y con una formación transversal", señala Mónica Zai. La directora de People también alude a otro tipo de acciones para propiciar el crecimiento de los trabajadores de Heineken, como el trabajo en otras partes del mundo. "El 32% de nuestros trabajadores ha estado vinculado a proyectos internacionales", afirma, ya sea a través de programas de unas pocas semanas o de incursiones puntuales.
Este es el ecosistema laboral de Heineken. Un futuro posible que en la multinacional ya es presente. Y sin merma de la productividad. Más bien todo lo contrario.
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