Carla Montero: "Los equipos de la Fórmula 1 no quieren mujeres como pilotos"
La escritora madrileña publica 'La dama de la niebla', una historia sobre una piloto de automóviles en la isla de Man en 1938
Carla Montero (Madrid, 1973) recibe a este periódico en el céntrico hotel Inglaterra de Sevilla, ciudad que no visitaba desde hace más de un lustro. Se encuentra en su visita con un día tórrido, con temperaturas próximas a los cuarenta grados, una jornada sevillanísima. Dice que está un poco harta ya de calor y que en su Madrid natal no andan mucho más frescos que en el Sur. Presenta estos días su octava novela, La dama de la niebla, que acaba de publicar con el sello Destino. Es la historia de Mila Kovac, una joven piloto de automovilismo española que compite en la isla de Man en 1938 y cuyo marido acaba de morir en un extraño accidente durante otra prueba.
Pregunta.¿Por qué no hay mujeres en el automovilismo?
Respuesta.Sí que las hay. Hay mujeres que han hecho cosas interesantísimas en el mundo del motor. Tenemos a Cristina Gutiérrez, que ganó una carrera en el París Dakar. Está Marta García... Hay mujeres, pero siempre están eclipsadas por los hombres.
P.Usted ambienta su novela en los años 30 del siglo pasado, en la que sí había mujeres compitiendo en carreras con hombres.
R.En los años 30 también el protagonismo era de los pilotos masculinos, pero hubo mujeres que lograron llegar a la elite de la competición, algo que hoy en día no pasa. Entonces había muy pocos esquipos, sólo tres o cuatro escuderías. El resto eran particulares, que se inscribían con sus coches y participaban. Eso permitía que las mujeres pudieran acceder, sobre todo si conseguían alguien que les patrocinase o les dejasen algún coche. Es el caso de Hellé Nice, que era amiga de Ettore Bugatti, que le prestó el coche. Ahora el mundo de la Fórmula 1 está mucho más reglado que el de los grandes premios, y eso supone una barrera para las mujeres. Por lo que sea, los equipos no las quieren en sus grupos de pilotos. No las sacan del simulador y no han podido correr en pista todavía.
P.¿Por qué?
R.Me encantaría tener una respuesta, pero no le encuentro una explicación. En otros deportes esa separación tiene su sentido porque están basados en el físico y la diferencia entre hombres y mujeres es biológica, pero aquí es una combinación de ser humano y máquina en el que el peso de la máquina es importantísimo. No tiene sentido esa barrera y no entiendo bien por qué.
P.Claro, no es como el fútbol, por ejemplo.
R.Exacto, aquí entra en juego el coche.
P.Sin embargo, el fútbol femenino está experimentando un gran auge en los últimos años en España.
R.Tremendo, sí. Eso no pasa en el automovilismo, a pesar de que cada vez hay más aficionadas. Las gradas están llenas de mujeres, porque también existe el fenómeno fan hacia los pilotos. Pero eso no se ha traducido en que haya mujeres compitiendo a determinados niveles. Las hay, hay categorías exclusivas de mujeres, pero no en la elite.
P.¿Cómo ha sido el proceso de documentación de esta novela?
R.No ha sido fácil. Estas mujeres son figuras en la sombra. Mi personaje, Mila Kovac, está inspirado en la figura de Hellé Nice porque es la única de la que he sido capaz de encontrar una biografía rigurosa. Sobre las demás hay datos aislados y apenas se sabe qué fue de ellas fuera de sus facetas como deportistas. Ha sido una investigación compleja. No sólo hubo pilotos. También está el caso de Lucy Schell, que es la única mujer hasta la fecha que ha creado y dirigido un equipo de carreras. Había mecánicas, ingenieras, periodistas especializadas en el mundo del motor. Y de ellas se sabe poquísimo, poco más allá de una breve reseña en páginas especializadas. Y sigue siendo así, si preguntamos por la calle todo el mundo conoce a Fernando Alonso pero nadie sería capaz de darte el nombre de una mujer.
P.Quizás María de Villota, ¿no?
R.Sí, pero por el final trágico que tuvo.
P.¿Por qué decide ambientar la novela en la isla de Man?
R.Por varias razones. Una es la tradición automovilística. Allí se celebra la Tourist Trophy, que es una de las carreras más peligrosas y por la que más se conoce la isla. Pero luego a mí también me sirve esa condición de isla para que los personajes, al trasladarse allí, huyan de la situación política inestable que había en el resto de Europa y de sus propios fantasmas personales. Al tener a ese grupo de pilotos allí reunidos, aislados del mundo, creo como una especie de laboratorio a través del cual analizo lo que estaba sucediendo en el resto de Europa. Tenemos un piloto que viene de la Alemania nazi, otro de la Italia fascista, un británico, un judío... Todos se van a enfrentar en la Segunda Guerra Mundial.
P.Es un poco como un Orient Express, salvando las distancias, ¿no?
R.Exacto, sí, ese momento de Agatha Christie que reúne a los personajes en un entorno aislado y cerrado. Esa es la función que cumple la isla. Por otro lado, también vale de contrapunto entre el mundo glamuroso de los grandes premios como Montecarlo, Nurbrurgring, Spa, que entra en colisión con esa paz y ese mundo más rústico de la isla.
P.De hecho, esta novela tiene un punto policíaco y también de romance.
R.Claro, no es una novela de coches. Eso es algo que crea el ambiente. El automovilismo está presente pero hay tres escenas de carreras que ocupan unas 20 páginas de 540. Aquí sobre todo tenemos una gran historia de amor. Y hay una muerte al principio, que parece que no era un accidente y se abre una investigación policial. Esa intriga va a sobrevolar sobre todo el libro. Y es una novela de atmósfera, paisajes, lugares, del pequeño cottage en la isla de Man, el acantilado, la playa... Y sobre todo los personajes, cuáles son sus historias y qué relaciones tienen entre ellos.
P.Y no podemos olvidar la época.
R.Ya había una guerra muy desarrollada en España y la Segunda Guerra Mundial estaba a las puertas, tras años de auge de los totalitarismos. La sociedad, mientras tanto, intentaba evadirse de eso refugiándose en la música, en el arte y en los deportes.
P.No sé si le ve algo parecido con la actualidad.
R.Desgraciadamente, sí. A veces me da miedo. El otro día abrí el periódico y me encontré un artículo titulado ¿Está Europa preparada para la guerra? Es un titular que podría haber leído en 1938. Hay paralelismos que asustan. La sociedad se entrega al hedonismo mientras que la actualidad política es muy tensa. Soy optimista y espero que no acabe como en los años 30, pero tenemos una Rusia con las mismas ansias expansionistas que la Alemania nazi y lo que está sucediendo en Gaza, junto con el auge de los extremismos.
P.¿No hemos aprendido nada?
R.Hay que seguir contando la Historia y no olvidar las lecciones que nos deja el pasado.
P.Hay una señora influencer que dice que no se es mejor persona por leer.
R.Efectivamente, nadie es mejor persona por leer. De hecho, hay personas que leen muchísimo y dejan mucho que desear como seres humanos. Pero luego dijo que no pasa nada si no se lee. Y eso sí es un gran error. Está claro que la lectura aumenta la empatía, la creatividad, el conocimiento, la capacidad de discernir y el tener un criterio propio. Una persona como esta mujer que tiene un altavoz, con cientos de miles de seguidores, no debe menospreciar la lectura. Estamos todos en el esfuerzo contrario, en el de fomentar la lectura.
P.Y usted, ¿qué está leyendo ahora?
R.Acabo de cerrar Matar un ruiseñor, de Harper Lee. Me gusta alternar clásicos con obras actuales. Ahora me he puesto con una novela que se llama Crimen con clase. Dicen que es un remedo de Jane Austen y Agatha Christie. Está curiosa, pero aún le queda para parecerse a ellas.
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