LA PENÚLTIMA CON EMILIO MORENATTI

"Ahora veo el Real como si fuera un extranjero, como algo exótico"

  • "Me cuesta explicar esta fiesta en lugares como Afganistán o Pakistán, donde el alcohol y el jamón están prohibidos", dice el fotógrafo

El fotógrafo jerezano Emilio Morenatti no ha podido venir este año a la Feria pero, como siempre, está deseando la ocasión de reencontrarse con su tierra. “Creo que he venido a la Feria casi cada año -dice- aunque el pasado me lo perdí porque estaba cubriendo el 15M en Madrid. Espero no perdérmelo esta vez”.

— En varias ocasiones ha publicado fotos de la Feria de Jerez en el extranjero. ¿Le agrada por ello ser una especie de ‘embajador’ de su ciudad y ‘vender’ Jerez?

— New York Times, Washington Post o MSNBC son, entre otros medios de comunicación, los que en sus galerías fotográficas se han hecho eco, no solo de la Feria de Jerez sino también de nuestra Semana Santa a través de mis fotos. Claro que me gusta dar a conocer mi tierra. De hecho, mi foto de perfil de facebook es una botella de vino de Jerez con sombrero y guitarrita

— ¿Cree que desde fuera pueden entender lo que es esto?

— La Feria, como nosotros la conocemos es algo desconocido fuera de nuestras fronteras. A mí me cuesta en ocasiones explicar cómo disfrutamos la semana de Feria, especialmente cuando toca explicar todo esto ante personas con culturas tan diametralmente opuestas a la nuestra, como por ejemplo en sitios como en Afganistán o Pakistán, donde beber alcohol o comer jamón estaría prohibido y la presencia de mujeres participando activamente en la fiesta no está bien vista.

— Cuando ha traído a alguien de fuera a la Feria de Jerez  ¿cómo reaccionan?

— He presenciado como algunos visitantes entran en shock la primera vez que pisan el Real. Recuerdo alguien que me dijo que luego necesitó varios días para metabolizarlo todo mentalmente. También recuerdo a un buen fotógrafo que me dijo que nuestras fotografías jamás llegarían a reflejar completamente la Feria porque falta el sonido unido al caos acústico, un elemento esencial de la Feria. 

— ¿Le gusta ejercer de ‘guía’ para ellos y presumir de Feria?

— Me encanta ejercer de guía, aunque prefiero ir de la mano de cualquiera de esos feriantes ‘profesionales’ con arte, como mi amigo Alfonso de la Moderna, y unirme a él y a su familia. Eso sí que es pasárselo a lo grande en la Feria.

— ¿Se considera muy feriante?

— Me sigue atrayendo la Feria, pero no como cuando era adolescente. Ahora contemplo el Real como si fuera un extranjero y todo me resulta exótico y espectacular. Miro y veo fotos por todas partes, apenas puedo parar de fotografiarlo todo. Así que ahora disfruto la Feria doblemente: implicado en el disfrute propio de la Feria al mismo tiempo que capto con mi cámara el momento que me interesa. Es la única vez en la que me permito mezclar trabajo y ocio en un mismo momento, ya que normalmente en mi trabajo no puedo participar de un evento y fotografiarlo al mismo tiempo.

— ¿Pero mejor con o sin la cámara para estar por el Real?

— Yo no salgo sin cámara ni a la puerta de la calle. No me  imagino en la Feria sin mis cámaras.

— ¿Feria de día o de noche?

— A cualquier hora, pero prefiero justo cuando las luces del alumbrao y la del atardecer coinciden, que es cuando son las luces buenas para fotografiar.

— Una imagen que se le haya quedado grabada de la Feria.

— Guardo muchas imágenes y buenos recuerdos de la Feria, pero jamás olvidaré el día que me desapareció todo el equipo de fotografía. Fue cuando empezaba en esto, trabajando para el ya desaparecido ‘Periódico del Guadalete’. Recuerdo que solté el equipo en un rincón de la caseta donde había abrigos y bolsos. Luego, que si un bailecito, un vinito y tras varias horas de fiesta, comprobé con estupor que el equipo había volado. 

— Como fotógrafo, ¿qué destacaría estéticamente de esta fiesta?

— Yo suelo llamar ‘santuario  fotográfico’ a aquellos lugares que ofrecen escenas potencialmente fotográficas y la Feria queda catalogada para mí como un ‘santuario fotográfico’ por esa mezcla de plasticidad extraordinaria. Quizás sea el amarillo del albero el culpable de acentuar el contraste de las rayas azules de una caseta o los lunares rojos de un traje de flamenca. Lo cierto es que como fotógrafo que mira en color, esas mezclas me provocan y me excitan, por lo que no puedo evitar jugar a combinarlas mirando a través de mi cámara.

 — Jerez ha estado saliendo últimamente en los informativos nacionales y no precisamente por buenas noticias. ¿Qué contamos de la Feria?

— Me entristece ver el drama que viven muchas familias en Jerez e imagino que la crisis se hará notar en la Feria. No obstante, confío en que eso no haga mella en la Feria, ni que la crisis haga que dejemos de poner al mal tiempo buena cara. A la Feria debemos ir aunque sea con el tupperware.

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