Feria de Jerez

Feria con la cera recién apagada

  • La cifra se repite: Más de una veintena de hermandades están un año más en el Real, presencia que no aporta grandes novedades en un año en el que aun perdura la cercanía de la Semana Santa

Las hermandades en la Feria del Caballo seguirán siendo las mismas que el pasado año y con el mismo propósito, obtener fondos para sus economías. Su localización es similar excepto por alguna variación sin demasiada importancia. De cualquier forma, las casetas ‘cofrades’ volverán a ser de las más populares, pese a que en su inmensa mayoría, excepto en algún caso aislado, han sido los hermanos los que se echarán la feria sobre sus  ‘espaldas’, un sacrificio que se ve compensado con unos mayores beneficios, una opción que este año adopta la hermandad de La Clemencia.

Eso sí, como comenta un casetero cofrade, “a costa de un pequeño grupo que no llegamos a las 40 personas que somos los que apechugamos todos los días y de domingo a domingo”, poco más o menos, como se dice en la jerga cofrade, ‘de mármol a mármol’, en referencia a tiempos pretéritos en los que meterse a costalero suponía estar bajo la trabajadera desde la salida hasta la recogida, sin relevos. Pero hay un factor añadido que supera esta positiva actitud de currar a pecho descubierto y es la preparación para atender las necesidades propias de un servicio hostelero que queda en manos de gente con buen voluntad y punto.

Más se complica la cosa cuando se llega a la cocina para que es preciso la contratación de cocineros y ayudantes, ante lo exigente que se ha tornado la manipulación y elaboración de alimentos, como evidentemente tiene que ser. Por tanto, si se suman los gastos de montaje, materiales y la contratación de personal cualificado, las cuentas no son tan optimas como cabria pensar. Y llega la feria justamente dos domingos después de la finalización de la Semana Santa, una cercanía totalmente inusual en Jerez, aunque sí es más normal en ciudades como Sevilla. Esa falta de costumbre ha tenido su influencia en dinámica del trabajo ya que apenas si ha dado tiempo de recoger todo lo de la salida profesional, las que lo pudieron ir a la calle, para directamente plantear la feria.

Así las cosas la verdad es que no ha habido margen suficiente como plantear grandes cambios en los diseños de las casetas. De hecho, la estética apenas ha experimentado modificaciones, excepto en las de alguna hermandad que ha optado, con evidente disconformidad por parte de la organización municipal de la feria, por perfilar unas instalaciones directamente enfocadas al ‘discotequeo’, algo prohibido en la normativa y que podría costarles el sitio en años venideros.

Pero la ‘pela es la pela’, como diría un catalán, y parece  que lo que importa sobre todo es que el ‘arrendatario’ gane cuanto más mejor, que redundará a posteriori en la renta a liquidar. Lo de cuidar la esencia de la Feria, algo que por otra parte tendría que estar muy presente en entidades que tanto reclaman la pureza de las tradiciones, cae en el olvido intencionado pese a que el ‘cartel’ de las casetas en cuestión lleven el nombre de la hermandad. Las economías en las hermandades andan cortas y con algunas trampas que pagar. Así, la cuestión es si se vulnera el espíritu de lo que debe ser una caseta cuando su titular no es el que está al frente de ella. Un debate sin fácil solución que afecta a todo el conjunto de la feria. Pero la realidad manda y, además, es tozuda. No obstante sí hay citas ineludibles o recomendaciones que hacer. Por ejemplo ir a la caseta del Soberano Poder por sus famosos guisos; también es aconsejable la cocina de La Exaltación e incluso empaparse del ambiente ‘plazuelero’ de La Yedra, donde además sus hermanos echan el resto ante lo que supondrá de gastos la coronación de La Esperanza. Este año es recomendable darse una vuelta por la Clemencia, que en las redes sociales promocionan ‘packs’ como una media de Tío Pepe y plato de gambas de Huelva por 15 euros, que no está nada mal. 

La gene de San Benito  se ‘faja’ este año y se trabaja la caseta ante el reto el objetivo de su nuevo paso de palio, que es lo que ha movido la decisión para esta feria. Otra alternativa es dejarse caer por el Huerto y disfrutar del fresquito en su zaguán y de paso hacemos ronda por el Amor, La Borriquita, Mayor Dolor y cruzamos el paseo para ir a la ‘prima inter omne’ de la feria cofrade, Las Angustias. Por localización geográfica esta es una de las zonas de mayor concentración de hermandades, pero la feria es grande como grande es el número de hermandades en el Real como en el paseo Principal en su acceso por Sementales.

Ya hace tiempo que se acuñó lo de ‘vamos a hacer la Carrera Oficial’ en alusión al peregrinar por los rincones del Real donde huele a cofradías e incluso, a determinadas horas marginales, se puede oír alguna que otra marcha semanasantera a modo de reclamo y de auto afirmación de que aunque sea feria, la gente de las cofradías se deja ver.

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