Feria de Jerez

Martes de bullicio en los cacharritos

  • Ayer se celebró el 'Día del Niño' en la 'calle del Infierno', abarrotada de familias desde media tarde Costaba dos o tres euros subir a las atracciones, la mitad de un día normal

La calle del Infierno fue un auténtico espectáculo ayer por la tarde. A pesar de que se trataba del primer día laborable, lo que normalmente es un día flojo fue ayer una auténtica fiesta. Principalmente, gracias a que los cacharritos estaban a mitad de precio porque se celebraba el 'Día del Niño'. Desde media tarde, no cabía un alma en la explanada. Eso sí, si se le preguntaba a los encargados de las atracciones, fue un día más flojo que cualquiera de los del largo puente del Primero de mayo en cuanto a facturación.

A la hora de la sobremesa, comenzaron a llegar familias para aprovechar el descuento. Las atracciones preferidas fueron las más 'cañeras', las del corazón en la garganta no aptas para los que sufren de vértigo, las del 'cimbronazo'. Las taquillas de las montañas rusas eran las que mostraban mayores colas alrededor de las cinco de la tarde. Tampoco fallaron algunos clásicos, como los coches de choque. Las demás apenas funcionaban con media entrada. "A esta hora, otros años, suele haber más gente, pero no es un día del todo malo", contaba la encargada de un cacharrito orientado los más pequeños entre los pequeños.

"Ha sido tan bueno este fin de semana, incluyendo el lunes de puente, que muchos se están guardando incluso hoy que es más barato, esperaba más", señalaba un taquillero. A las seis de la tarde no quedaban huecos por los que transitar. Cruzar la calle de los cacharritos era un reto. Pero ni a esa hora se llegó al nivel de días tristes. "Ayer -por el lunes- teníamos la terraza llena de clientes y hoy, ya ves, casi vacío", lamentaba un churrero que cuenta con dos docenas de mesas bajo el puente por el que pasa el tren.

Otro de los protagonistas ayer fue el calor. En un vistazo se podían divisar chavales sudando y requiriendo un trago de agua o padres buscando una sombrita en la que esperar a que sus vástagos se bajaran de las atracciones. Por ello, muchos se decidieron de primeras por las atracciones acuáticas. Una de ellas es una montaña rusa que transcurre parcialmente por el agua y que además cuenta con chorros que salpican a los usuarios. Un kioskero comentaba que ni por esas la gran cantidad de público congregado se rascaba el bolsillo. "La gente se está guardando para todos los días que vienen".

"Yo estoy encantada con que salga más barato, pero he venido porque se me han puesto pesados, por mí no habría venido hoy a la Feria", decía una madre. Dependiendo de la atracción, las entradas costaban dos o tres euros, la muitad de un día normal. El descuento era para todos y se beneficiaron tanto pequeños como adultos. Y se notó. Algunos padres aprovecharon para vivir la añoranza de la 'casas del terror', el látigo o el 'cangurito'. Dicho sea de paso, salvo alguna excepción, las atracciones se parecen mucho a las de 20 años atrás.

A medida que avanzó la tarde, comenzaron, más a o menos, a cuadrar las cuentas. "Esperábamos un tirón en las últimas horas". Eso sí, llegada la noche había que seguir guardando fuerzas. Al día siguiente seguía esperando el colegio y, a regañadientes, las criaturas que tan buenas horas habían echado, montándose o no en sus atracciones preferidas, debían encaminar la cama. Que no falten las fuerzas, que queda mucha Feria.

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