Las aventuras de un inglés en su primera Feria de Jerez (y parte III): "Esta experiencia ha cambiado mi vida"
Luke Spencer, inglés de nacimiento pero de madre jerezana, relata sus últimas vivencias en la que ha sido su primera Feria del Caballo
Las aventuras de un inglés en su primera Feria de Jerez (parte II): "Me cuesta entender la jerga jerezana"
Las aventuras de un inglés en su primera Feria de Jerez (parte I)
Nuestro aventurero inglés en su primera Feria del Caballo cuenta su experiencia de los últimos días, días intensos con chaparrón inesperado incluido:
Viernes 23 de mayo: Nos cae un chaparrón, pero la fiesta continua
El viernes por la mañana me despertó un sonido nuevo; las campanas de la iglesia San Marcos. Sabía con mucha certeza que no iba a tener fuerzas para ir a misa el fin de semana. Es más, la semana había sido tan divertida que sentía que Dios me iba a castigar por los ‘pecados’ que había cometido en la Feria. Existe una noción puritana en el mundo anglosajón que te hace sentir culpable si te lo pasas un poco ‘demasiado bien’. Pisamos el camino de disfrute con precaución y cuando tenemos la oportunidad de pasárnoslo bien, muchas veces no sabemos cómo comportarnos (como ya sabéis). Es obvio que la gente aquí sabe realmente disfrutar de las cosas simples y bonitas y sienten más la vida. Sé que eso lo voy a echar de menos cuando regrese a Inglaterra.
La movida de la Feria empezó a crecer desde la hora de comer y mis amigos me dijeron que iba a ser el último día en el que habría mucha gente de afuera. Decidí entrar por una calle diferente; tomé el camino de los puestos de comida que corrían alrededor del parque. En seguida, me deslumbraron las luces blancas que iluminaban el pasillo entero, como si estuviera en un quirófano. Se podría ver las caras de los feriantes con mucha más claridad, comparado con la luz somnolienta del parque principal. Esta era otra parte de la Feria que no había visto, y estaba llena de puestos que vendían todo tipo de cosa: Almendras garrapiñadas, coco, chufa, algodón de azúcar, juguetes, cigarros, bebidas y patatas asadas entre otras cosas. Me quedé un poco mareado por la inundación de olores, colores y sabores y decidí que lo iba a explorar más tarde cuando tenía ganas de comer y descansar.
Afortunadamente, me perdí el chaparrón que cayó durante la tarde (algo que es muy raro para la Feria) y cuando entré al parque principal, el albero se había convertido en fangoso y en color sepia, como la arcilla. Tuvimos que tener un poco de cuidado de no resbalar al cruzar diferentes partes del parque, aunque eso no detuvo a la gente, que seguía desplazándose en grandes grupos por todas partes. Había incluso colas de gente esperando para entrar en algunas de las casetas. Mis orejas estaban casi destrozadas de escuchar tanto reggaetón y mi voz estaba ronca de tanto gritar y, a pesar de ello, estaba decidido a llegar hasta el final de la feria.
Descubriendo partes nuevas: Los Jardines del Bosque y el Parque de Atracciones
Me encontré con un amigo que me enseñó dos caminos ‘escondidos’ de la Feria que, supuestamente, sólo conocían los jerezanos. El primero se llama ‘La Roselada’ en el que había un edificio pequeño amarillo con baños antiguos, los cuales me recordaban a los baños secretos de ‘Hogwarts’, solo que eran al estilo andaluz. Alfombras de pétalos de jacaranda estaban desplegados en los charcos y la gente estaban escondidas en las sombras de los árboles.
Después, me llevó a la otra punta donde estaban situados los ‘Jardines del Bosque’. Había escuchado muchas historias de botellones famosos que habían tenido mis amigos en este lugar y el momento en el que entré, estaba llenísimo de jóvenes cubriendo el área entera. Había pandillas pegados en círculos con sus bolsas de botellas en todas las esquinas. Parecía como la mejor fiesta no oficial, y empecé a imaginar cómo me lo hubiera pasado como adolescente si hubiera ido a la feria de pequeño.
Después de un buen rato en la caseta Las Duelas, lo cual se estaba convirtiendo en el estadio local de nuestra pandilla, decidí explorar otra parte inexplorada: ‘los cacharritos’. La zona de atracciones estaba situada al lado de la ‘Puerta 4’, al fondo del parque. Desde la distancia, podía ver luces salvajes y multicolores emitiéndose en todas direcciones. Cuando entré, las luces eran todavía más intensas que las de antes y había un olor fuerte de chucherías y plástico. Al pasar por delante de la 'casa del terror’, vi a los ‘coches choques’ y me sentí tentado a intentarlo. El mes pasado empecé a tomar clases de conducir, y esto sería la oportunidad perfecta para seguir practicando. Después de quedarme unos minutos viendo cómo la gente chocaba locamente entre sí, decidí volver con mis amigos, ya que me preocupaba marearme y acabar la noche con fatiga.
Sábado 24 de mayo: El ultima día y la despedida final
Era el último día de Feria y no me lo podría creer. El tiempo estaba moviéndose en manera rara desde que el evento empezó la semana pasada y no estuve preparado para volver a la ‘realidad’. Yendo al parque todos los días para olvidarme de mis problemas y pasándomelo genial con la mejor gente, se había convertido en la nueva normalidad, y ahora no podría imaginar un mundo sin ella.
El momento más divertido (y al mismo tiempo agridulce) de la noche fue cuando la policía antidisturbios iba haciendo una barrida por todo el parque, echando a la gente poco a poco desde un punto de la feria hasta la puerta. Incluso en las altas horas de la madrugada se notaba claramente que la gente no se quería ir. Cuando los camiones empezaron a recoger las cosas de las casetas, mi primo y su cómplice Luis (el otro Rey de la Feria) se despidieron de los trabajadores de la caseta Las Duelas y todos les dijimos gracias por todo el trabajo que habían hecho este año. Cuando finalmente cerraron las puertas a las 5 y media de la mañana, un grupo grande de los que quedaban empezaron a cantar espontáneamente: ‘Esta noche no me acuesto que vengo de borrachera, que con el tran tran tran, que con el tran tran tran…’ (classic).
Mi primo no se quería ir; estaba agarrando las rejas de la puerta del parque con una mirada alicaída. Los conductores empezaron a pitar a los que estaban pisando en el medio de la carretera sin darse cuenta. Eventualmente, la gente se dispersó y fuimos a la casa del tío de mi primo para los ‘afters’. He notado a lo largo del tiempo que la gente de Jerez no sabe cuándo terminar una fiesta, pero ya que era la última noche, me quería despedir de la manera correcta y quedarme hasta al final.
Cuando llegamos, compartimos un par de ‘litritos’, como se dice aquí a la cerveza, entre nosotros y le dije a mi primo de forma directa: ‘esta semana ha cambiado mi vida.’ De repente, los amigos que quedaba empezaron a golpear la mesa y cantar: ‘Qué bonito, qué bonito, que bonito’ repetitivamente, lo cual fue un momento muy especial para mí.
Finalmente, les di a todos un abrazo fuerte y me fui en seguida, tomando el camino habitual de regreso bajo el cielo azul porcelana que comenzaba a asomarse. Por el camino estuve pensando en todas las experiencias que había tenido durante la semana entera. Las dos cosas más importantes que he aprendido después de esta semana son las siguientes:
a. No pensar demasiado en tus habilidades para bailar.
b. La importancia de pasártelo bien con tus amigos (incluso si no hay excusa).
Para resumir, la Feria había sido mucho más de lo que me había esperado, y estoy deseando de vivir las aventuras que me esperan el año que viene. ¡Gracias por los recuerdos que me alteraron la sangre para siempre, hasta la próxima!
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Ciudad autónoma de Ceuta
CONTENIDO OFRECIDO POR AMAZON