Reportaje

Jerez la ciudad de los cursillos

  • Los alumnos priorizan el contacto directo con los artistas para mejorar su formación

La marca Jerez es indiscutiblemente un sello de calidad en el mundo del flamenco. Siguiendo esa directriz, el Internacional Flamenco Institute Jerez (IFI Jerez) pretende establecerse dentro de un panorama docente reglado que empieza a dar sus primeros pasos. "La idea es hacer un centro formativo y de producción durante todo el año", afirma Juan Alfonso Romero, uno de los impulsores del proyecto.

Sus primeros cursos durante el Festival se están desarrollando estos días y hasta ahora la acogida por parte de los cursillistas "está siendo muy positiva", asegura su socio Josema García-Pelayo. "Todo ha ido bien en cuanto a asistencia de alumnos, compromiso y alto nivel de satisfacción", añade.

El programa docente se basa en tres pilares fundamentales, compás, guitarra y cante, sin duda tres de los sustentos de esta ciudad en este arte. La particularidad de IFI Jerez no sólo se centra en la enorme calidad de su equipo docente, sino también en los complementos, que dotan a los cursos de una mayor consistencia.

De las setenta plazas ofertadas en esta primera edición se han cubierto 60, un dato que pone de manifiesto la aceptación del proyecto. Australia, Canadá, Suiza, Brasil, Francia, Alemania, Israel, Japón, Noruega, Finlandia, Polonia , Eslovaquia y Argentina son algunos de los países de procedencia de los alumnos. De todos los cursos iniciados, la mayor demanda la protagonizan el de 'Soniquete y compás' con auténticos gurús de esta disciplina, Diego Carrasco, Tomasito, Faustino Núñez y Luis Carrasco, el de guitarra 'El toque de los Morao', con Diego del Morao y Pepe del Morao, y el curso superior de cante 'La Paquera de Jerez', que ha contado con profesionales como Jesús Méndez, Ezequiel Benítez, Fermín Lobatón, José María Castaño o el médico foniatra y logopeda Roque Calamita.

La mañana en la sede de IFI Jerez, calle Francos 18, es intensa. Desde primera hora desfilan por sus instalaciones los alumnos. Algunos, como el caso de Amós Lora, el niño prodigio de la guitarra (del que Paco de Lucía comentó un día que "como sigas tocando así nos vas a mandar a todos a trabajar de albañil"), trabaja desde bien temprano "porque tiene un nivel alto y compaginamos sus clases normales con algunas extras", destaca Romero.

A mediodía, Pepe del Morao, alma mater del curso, ya lleva varias horas dando clases. Lo más importante es que "la gente que viene de fuera se siente arropada con nosotros, aquí no se le trata como un guiri, al contrario, están viviéndolo desde dentro y lo flipan", relata.

"La semana pasada vino uno que decía que esto era el paraíso flamenco porque estaba aquí Antonio Rey, que está grabando su disco, dentro estaba dando clases Jesús Méndez y luego la mía, y decía que esto era lo máximo. Por eso digo que está siendo una experiencia fantástica", continúa.

El trato humano y directo es para Manuel Sosa, guitarrista argentino que visita por primera vez la ciudad, "lo mejor del curso. Me encanta esta ciudad porque todo está a mano y la gente te trata como si te conociera de toda la vida. Además, conoces a muchos artistas", explica el joven músico mientras dialoga con Juan Diego Mateos, que en ese momento aparece por allí.

Todos y cada uno de los alumnos valoran por encima de todo un asunto, el contacto directo con los artistas. Y si no que se lo digan a la joven japonesa Yuko, quien se declara "admiradora de Jesús Méndez", de ahí que en cada una de sus clases le preste especial atención. Como suele ser habitual, el nivel de conocimiento por parte de muchos alumnos es altísimo, demostrando un amor hacia el flamenco que sorprende. "El éxito del curso, al menos en mi caso -comenta Luis Carrasco-, es que los alumnos salen sabiendo la realidad del compás y no como un concepto matemático que se aplica en todos los sitios".

"El nivel es altísimo, aunque mi curso de compás y soniquete es mucho más asequible que aprender una falseta de Morao o un cante de la Piriñaca. Yo les canto, les bailo, les toco la guitarra y a veces reconozco que tengo que ir más rápido de la cuenta por el nivel que tienen", destaca Luis.

Tal es el grado de compromiso y afición, que algún que otro ponente se ha visto rebatido en sus apreciaciones porque conocen al dedillo la historia de los cantaores, sus vivencias y los cantes que hacían. El ejemplo lo protagonizó una alumna noruega que al explicarle que La Paquera no había cantado nunca por granaína, se levantó y exclamó: "Según la página del libro de Manuel Ríos Ruiz, La Paquera cantó granaína en el disco...".

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