Su paso por el Festival no ha dejado a nadie indiferente, puesto que tanto en ‘Naranja Amarga’, con Leonor Leal, como ayer en ‘Con la música en otra parte’, de Rafaela Carrasco, Suárez Cano toca directamente el corazón. El guitarrista nos habla de su última creación, ‘El Atlante’, cuyas piezas las hemos podido saborear en este Festival.        

–¿Por qué El Atlante?

–Pues porque escuché una historia muy bonita en internet, que decía que los gitanos procedían del continente perdido,  la Atlántida. Justo antes de que se hundiera por el conocido diluvio universal salieron camino a Egipto. Ese es el motivo por el cual le puse el nombre.   

–Háblenos más de este nuevo disco...

–El disco surge de la necesidad de contar cosas y compartirlas con la gente porque si haces cosas y te las quedas en tu casa para ti no está bien. Tenía mucha música y me pareció muy buena idea incluirla en un disco que es solamente de guitarra. Son ocho temas y describen mi forma de expresar las cosas, con muchos colores y mucha armonía. 

–¿Y se gana algo de dinero con un disco hoy día? 

–El negocio es cero, es más, te cuesta dinero, pero uno lo hace por el gusto de compartir lo que tengo y dar a conocer mi trabajo. Lo he puesto a la venta en internet para poder descargárselo al precio de diez euros, y bueno, por ahora no me puedo quejar.

–¿Hay mucha diferencia con su anterior trabajo en solitario?

–Dentro de lo mismo es muy diferente. Mi primer disco fue distinto porque no es lo mismo tocar con otros músicos que hacerlo solo. Además, eran músicos muy personales, con una armonía y una composición propia. La base, no obstante, tiene mucho que ver siendo otra cosa.

–¿Usted se considera un guitarrista al uso?

–Yo puedo ser un guitarrista al uso, pero aparte de eso, mi forma de ser, mi vida, mi corazón y mi cabeza me han llevado a coger un camino que considero mío. Y digo mío en el buen sentido. Voy haciendo lo que me gusta y ahí estamos.

–¿Y le molesta que por salirse de lo establecido le cataloguen de una manera?

–A mí no, el problema es que a veces se confunden las cosas. Me refiero a que yo he escuchado a mucha gente cantar o tocar o bailar ‘tradicional’  y en mi opinión estaba vacío, no había transfondo ni fondo flamenco. Y he escuchado en otras ocasiones a gente que no utilizaba lo tradicional y sin embargo estaba lleno de expresión, flamencura, y naturalidad que me quedaba maravillado. Desde luego es sólo mi opinión al respecto.  

–O sea que su música es más emocional que otra cosa... 

–Para mí hacer flamenco tiene más que ver con el mundo emocional de las notas y la búsqueda de la hermosura que se esconde detrás de las cosas que hacemos cuando somos naturales. Es una búsqueda y no siempre tienes por qué encontrarlo pero ese es el camino que he elegido, por lo menos de momento. También hablando de concepto resaltaría mi forma estética de ver el flamenco. Me refiero a la plasticidad en un escenario. La guitarra no goza de ese plus, por eso no está de más darle otra visualidad a un concierto de guitarra. Como digo, ni le pone ni le quita a lo que puedas comunicar con la música. Quiero decir con esto que para mí las notas solas no tienen mucha importancia, yo busco lo que hay detrás y eso está en la persona, no en los cantes ni en los toques.

–¿Y necesita uno rebuscarse en estos tiempos que corren?

–Es difícil ese tema porque en realidad no depende de ti sino de los demás. Yo intento empujar, porque va mi trabajo en ello, y ser comunicativo, pero es difícil hoy día que la gente te tome atención y más haciendo algo menos al uso. Cuando encuentras algo que no es usual lo primero que haces es rechazarlo. Yo hago lo que puedo para que no sea por mí, igual que pasa en este disco, que lo he grabado yo, lo he producido yo y he intentado que se conozca lo máximo posible siendo un trabajo de muy difícil salida a todos los niveles.     

–Menos mal que existe internet...

–Menos mal (risas). Para mí internet ha sido el único escaparate que he tenido y bueno, se llega hasta donde se pueda. Tengo la suerte de contar con Natalia, mi mánager, la directora del Festival de Dublin, y en ese sentido ella me ha ayudado mucho. Ahí estamos.  

–Háblenos del futuro más cercano...

–Bueno, ahora mismo estoy inmerso en el espectáculo que voy a presentar el próximo 16 de marzo en Avignon, que tiene como ideal poder llegar a esa expresión que el flamenco tiene, sin que tenga que estar expresamente basado en lo “tradicional”. Yo procedo de la tradición y quizás junto con otras cosas es lo que más me gusta. De pequeño aprendí una cosa, que la naturalidad es lo que más me emociona del flamenco y eso es lo que quiero representar en ‘Flamenco Universal’.