Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

La crítica

Simbología bailaora

  • Jesús Carmona deambula por un mundo de contradicciones en su 'Cuna Negra & Blanca'

Sacar todo el jugo a un escenario pequeño como la Sala Compañía no es fácil, y más aún con un espectáculo perfectamente amoldable a un enclave mucho más amplio. Porque Jesús Carmona demostró ayer en su puesta de largo en el Festival de Jerez, que tiene carisma y condiciones como para asumir retos más complicados, no en vano su aparición por la Compañía dejó a las claras que tiene potencial para cotas mayores. Ideas no le faltan, originalidad tampoco, pero lo que le sobra es talento al bailar, que a fin de cuentas es lo que importa.

Con 'Cuna Negra & Blanca', el artista catalán deambula por un mundo de contradicciones que quedan representadas en dos partes, una primera en la que se le ve reposado y parado, pausando el baile y dejando destellos de gran bailaor, y otra más directa en la que quizás abusa de complementos que no aportan nada y que no hacen sino diluir su baile, todo pese a que desde el principio transmite una sensación del dominio de la técnica rebosante.

Sin un hilo argumental, Jesús Carmona intercala palos con bastante ligereza, apoyados en el cante de un atrás muy 'camaronero', con las voces de Los Makarines y Jesús Corbacho, pero bien asentado, todo ello arropado por un genial Óscar Lago a la guitarra.

Esa primera etapa de vacío que defiende el bailaor queda representada por el color negro y en un baile varonil y con mucha fuerza que llega a su máxima expresión por tarantos. En su sitio y con hechuras es quizás el momento más sublime de la actuación.

La emoción del espectáculo se trunca con un descanso. Toca empezar de cero y captar la atención del espectador y esta vez el artista recurre a dos coreografías poco habituales, una nana y sevillanas, para recuperar el rumbo. Si en la primera parte la escena la comparten Jesús Carmona y Lucía Campillo, en esta segunda, el barcelonés se apoya en Esther Esteban y en el color blanco, simbología de esa otra verdad que busca. Ambas desarrollan un papel importante dentro de la obra, dándole amplitud y respiro al espectáculo en sí. Son muy diferentes ambas bailaoras y eso añade otro gesto más de contrapunto al montaje.

De especial belleza es la coreografía con mantón que protagonizan Esther y Jesús por sevillanas, midiendo los tiempos y acercando al espectáculo a una situación actual. Introduce aire fresco que se agradece.

En la última parte se recurre al garrotín con bastón. Aquí, el bailaor evidencia ese profundo conocimiento dancístico que posee, aunque en ocasiones le falte pararse y hacer las cosas con más pausa, tal y como abandera en la primera parte. A veces tanta técnica satura y en el caso de este artista tiene la capacidad suficiente como para cambiar de registro sin perder el norte, porque maneras le sobran. Es lo único acachable a Jesús Carmona, que en su lenguaje se recoge con maestría al meterse por romances, terminando el espectáculo con una coreografía grupal con las dos bailaoras.

Baile

Cuna negra & blanca

Baile: Jesús Carmona. Artistas invitadas: Lucía Campillo por cortesía del Ballet Nacional de España, y Esther Esteban. Cante: Jesús Corbacho, José y Maka Ibáñez (Makarines). Guitarra: Óscar Lago. Violín: Thomas Potiron. Percusión: Kike Terrón. Música: Paco Cruz, Daniel Jurado y José Ibáñez. Coreografía: Jesús Carmona. Dirección artística: Jesús Carmona. Diseño de Vestuario: Aitor Hernández. Diseño de iluminación: David Pérez. Diseño de Sonido: Kike Cabañas. Producción ejecutiva: Fina Moreno. Día: 5 de marzo. Lugar: Sala Compañía. Aforo: Tres cuartos de entrada.

 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios