Paula Comitre debutó ayer en solitario en el Festival de Jerez con una propuesta acertada en la que el baile como tal acapara el protagonismo desde principio a fin. En ‘Cámara abierta’ la joven bailaora sevillana expone todo un arsenal de recursos que le hacen mantener un ritmo en la escena continuo y vibrante.

Para conseguir el ansiado triunfo, no llega sola. Se apoya en la confianza que aportan las voces de Antonio Campos, Miguel Ortega y Jesús Corbacho, que desde una discreta perspectiva se adueñan de la banda sonora de esta obra. Igual ocurre con la guitarra de Juan Campallo y la percusión de Paco Vega, fundamentales para seguir el hilo musical y el sencillo argumento del espectáculo. Todo se produce en un escenario oscuro, sin ningún accesorio ni elemento de distracción. Utiliza su cuerpo, su magnífica y sensual estampa para manifestarse en tres bloques, en los que se desarrolla el guión. Por un lado encontramos su recuerdo inicial a Carmen Rojas, a través del taranto. Se desliza por el suelo con moderna bata de cola negra hasta que comienza con destreza a bailar. Nada es arbitrario, ningún movimiento se deja a la improvisación.

Comitre se ha tomado tan en serio este estreno que ha querido contar con el asesoramiento de Rafaela Carrasco, Mercedes de Córdoba y David Coria, hecho que no pasa desapercibido y que le aporta entidad a cada número. Tras gustarse por cantes de levante decidió soltarse la melena y colocarse una falda al estilo de Carmen Amaya. La gitana del Somorrostro inspiró a Paula en el baile por serrana y liviana, con un lenguaje cabal y flamenco.

Antes de llegar al final, en el que vuelve a su tierra con Pastora y Matilde en el recuerdo con elegancia en el manejo del mantón por alegrías, demostró ser una bailaora que camina con un discurso actualizado buscando un futuro en el que tener destacada presencia pero no olvidando los patrones que rigen el baile de siempre. Con el mantón se desahogó con intensidad. De Paula hay que subrayar su valentía al enfrentarse con arrojo a una oportunidad de oro, apostando sin duda por la calidad y la demostración de conocimientos.